sábado, 19 de febrero de 2011

ELOGIO DE LA VIDA


ELOGIO DE LA VIDA

In memorian a doña Grecia María Batista,
en el segundo aniversario de su partida…
Gracias, Madre querida, por  tratar de inculcar
en mí tus muy excelentes valores humanos…

La vida más opulenta
o la más sencilla vida
guardan dentro de sí
del final la semilla;
en tal virtud, vive y deja vivir,  
procurando ser feliz y hacer muy
felices a quienes te circundan,
mientras que estés aquí en la vida
y sin importar que ella para
contigo sea opulenta o sencilla…
Vive y deja fluir los hechos de tu vida
por entre los senderos de la equidad;
pues, muy a resumidas cuentas,
lo que en verdad importa
es el cómo tú la vivas y el cuánto
a ella, con tu vivir, aportas…
Siendo así, aquí te advertiré que:
Si bien vives, sin duda, serás feliz;
si mucho amas, serás muy bien amado
y si respetas, pues, te respetarán…
trata, entonces, de hacer discurrir
por solidarias vías tus humanos afanes,
sin provocar heridas que aflijan tu sentir
y tomando muy en cuenta que, ya al ocaso
de ese arduo trajinar que constituyó tu existir,
en la vida sólo titilarán los fugaces destellos
de ese ínfimo cariño que supiste esparcir…
y es que, la vida, debe consumarse con verdadero
amor y deseo de servir o es mejor no vivir.                            

Autor: Rodolfo Cuevas©: 08/02/2011;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.

sábado, 12 de febrero de 2011

EL AMOR Y LAS LÁGRIMAS


EL AMOR Y LAS LÁGRIMAS

Aquella criatura era fea, bastante fea, tan extraordinariamente fea que hasta daba tristeza mirarla; pero lloraba y sus tan profusas lágrimas obraban el extraño milagro de enternecerla. Motivado, por su tan afligido aspecto, fui y le pregunté: «¿Por qué llora?» «Por amor», me contestó ella. «¿Y crees tú que vale la pena llorar por tal sentir?», inquirí. Y, bastante sorprendido, escuché cuando, muy enfáticamente, me dijo: «En la vida, por lo único que vale la pena llorar es, precisamente, por amor.»

Autor: Rodolfo Cuevas©: 06/05/2009
todos los derechos reservados, Ley 65-00. 

miércoles, 2 de febrero de 2011

EL ALQUIMISTA DE LA VIDA


EL ALQUIMISTA DE LA VIDA

Se considera como un alquimista
a aquel que domina la alquimia;
es decir, a quien, usando de esos
mágicos y extraordinarios poderes
que le confieren la alquímica
tradición y la piedra filosofal,
puede convertir en el codiciado oro
al más vil de todos los metales.
Siendo así, pues, un alquimista soy,
pero de la vida y su excitante discurrir;
y lo soy, en virtud de que poseo ese
inmenso poder de poder trocar en cálido
al más frío es insensible de los días;
y, a través del muy melódico cantar,                                                     
puedo cambiar en dulce felicidad
la pena, la amargura y la tristeza...
también alcanzo a forjar, partiendo
de la nada, la más cautivante belleza...
Del mismo modo, puedo convertir
en apetecible y muy delicioso manjar
hasta al más desabrido y aborrecible
de todos los humildes bocados...
puedo conseguir, si así lo quiero,
mudar la noche en día, el invierno
en primavera y, muchas otras cosas más,
así, hago y puedo hacer... por el estilo...
y todos esos prodigios logro consumarlos
tan sólo con sentarme a esperar
pacientemente a que amanezca,
a que anochezca o a que cambie
de estación, tal cual sabemos que es,
que debería ser y que siempre será;
pues, la aurora del mañana jamás
podrás emerger en el discurrir del hoy...
Puedo, cuando me plazca y así lo desee,
trocar el agua en vino o el vino en agua
y, para obtenerlo, ni siquiera tengo que alterar
mi paladar, pues me basta tan sólo con desearlo...
Puedo transmutar el involutivo pesimismo
en un consciente y prometedor optimismo...
y transfigurar, así, el más negro e incierto
de los ayeres en el más luminoso futuro...
puedo, incluso, provocar que, de la más ínfima
de las semillas, surja el más poderoso de los árboles...
consigo hacer brotar de la sufriente melancolía
una estridente carcajada de saludable alegría...
y puedo hasta provocar que renazca un ser humano
victorioso de otro ya socialmente derrotado...
Cambiar la crueldad de la guerra por los refulgentes
albores de la paz, es el acto que más me fascinaría
realizar, pues, sin dudas, que el pacifismo es la vía
que nos lleva a vivir en el creativo oasis de la bondad.
Así que, como  pueden ver, mi muy queridos amigos,
soy un humilde alquimista, pero de la vida y, como tal,
convencido estoy de que todo esto lo puedo conseguir
con tan sólo saber amar, valorar y bien agradecer
ese inmenso galardón que es el simple privilegio de vivir...

Autor: Rodolfo Cuevas©: 28/01/2011;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.