jueves, 7 de junio de 2012

EL MOJAÍTO


EL MOJAÍTO*

Así, muy burlonamente, le motejaban todos aquellos que ahora le trataban, tan sólo porque un día, acosado por la asfixiante situación económica que yugula desde siempre a su mal administrado país de origen, decidió montarse en una embarcación artesanal, de esas denominadas yolas, para (subido en tan frágil y rudimentario armatoste) atravesar entonces leguas, leguas y muchas más leguas de infinitas e impredecibles aguas marinas —por demás, habitadas por hambrientos tiburones— hasta lograr arribar a las prósperas costas del colonizado país vecino. Mas, después de un tiempo de estar malviviendo allí ilegalmente, coligió que aquella titánica empresa no había valido la pena; pues se arriesgó hasta a perder la vida (lo más valioso que posee el ser) en razón de que en su país no hallaba empleo, tan sólo para encontrarse ahora con que allá, en el envidiado país vecino, sí que había empleos, pero cuando él se los solicitaba a los encargados diciéndole: «Patrón, yo quiero trabajá y hago lo que sea legalmente: trapeo, barro, chapeo y hasta friego y lavo platos, si quiere.» Éstos, con muy profunda altivez, tan sólo le respondían con aquel sarcástico: «Aquí no hay trabajo para ningún mojaíto.» Y entonces él, muy entristecido, ante lo desconsiderada de la respuesta y el mote, recordaba (y hasta valoraba ahora) aquella frase dicha y requetedicha, en su país de origen, por el alocado del barrio en que vivía: “Del mismo modo en que el pez respira y nada en sus aguas, cada quien, en su país e’ gente”.
Autor: Rodolfo Cuevas©: 04/06/2012;
todos los derechos reservados, ley 65-00.


* Mote despectivo con que denominan en Puerto Rico a todos los dominicanos que han arribados en yolas (frágiles embarcaciones de madera) luego de atravesar el peligroso Canal de la Mona y el mar Caribe.