martes, 15 de enero de 2013

CRONOS Y EL SHAMÁN


Tomando en cuenta el valor que, para todo y tod@s, posee el tiempo, pues es éste un bien irredituable, comparto con ustedes, apreciad@s amig@s, el octavo capítulo de mi obra EL SHAMÁN. Espero que sea de su completo agrado.

VIII

CRONOS Y EL SHAMÁN

El sapiente y siempre paciente Cronos —amo de los días, de las semanas, de los meses y hasta de los siglos—, visitó un día al Shamán y le dijo:

—Comprende que, para poder vivir bien, primero debes distinguir entre el pasado, el presente y el futuro, ya que, cada una de ellas, son figuras distintas; por ejemplo: el pasado es algo que fue y ya nunca jamás será; en tanto que el presente es lo que es, lo único que en realidad tenemos; y el futuro es lo que podría llegar a ser o no ser, o sea, es tan sólo una imaginaria abstracción. En tal sentido, olvida el pasado lo más pronto posible, pues —por malo o bueno que éste haya sido— nunca jamás volverá; procura vivir en el presente siempre, en vista de que él es todo lo que ciertamente se te ha dado; y, en cuanto al futuro se refiere, espéralo esperanzado, pero siempre preparado para sobreponerte a lo peor que pudiese ocurrir; y, recuerda, “nunca —pero nunca en la vida— debe dejar para mañana lo que puedas hacer hoy”; pues, para el buen éxito de la acción que se ha de emprender, el mañana suele ser el peor de los consejeros.

Y el Shamán, sumamente agradecido, digiere el buen consejo que le ha regalado el todopoderoso dios del tiempo, en consecuencia, le promete:

—Desde hoy, juro y prometo ante ti, excelso y paciente Cronos, supervisar adecuadamente mis acciones, sometiéndolas siempre al celoso escrutinio del tiempo, el cual es el único juez justo y verdadero, pues —a la postre— suele poner todo en su correcto lugar. En lo adelante, juro que no desperdiciaré ni siquiera un solo segundo de mi vida, que olvidaré el pasado (muy agradecido por lo bueno o malo que me haya enseñado), que viviré siempre en el presente y que esperaré el futuro esperanzado, aunque sí plenamente preparado para poder corregir y enfrentar cualquier eventualidad que se manifieste en el presente. Ya que, ahora, gracias al Supremo y a ti, Cronos, bien sé que “elegir el tiempo es ahorrar tiempo” y que “siempre se tiene tiempo suficiente cuando (éste) se emplea como es debido”. Se me ha dicho ya que: “En circunstancias especiales el hecho debe ser más rápido que el pensamiento”, es decir que siempre debo pensar y actuar con rapidez, lo cual no es más que otra forma de poder ahorrar el tiempo… pues, muy irrefutablemente cierto es que: "El tiempo ha puesto muchas veces remedio a aquello que no ha podido ponérselo la razón". 

Autor: Rodolfo de Jesús Cuevas ©; 14/ 01/2013
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