miércoles, 19 de octubre de 2011

TODO FLUYE


TODO FLUYE

Todo fluye, han pregonado desde siempre
los seres más sabios del universo y en verdad que eso
es así, pues no sólo el agua posee la extraordinaria
facultad de fluir, sino que también fluyen las energías
(sean éstas positivas o negativas, oscuras o luminosas,
o estén ellas o no rebosantes de optimismo
o cargadas del muy anquilosante pesimismo);
y, en fin, de igual modo que a éstos, hasta al oro
y a las incontables monedas, se les ve fluir y refluir
con entera libertad, en un constante ir y venir
por entre los innumerables intersticios del planeta.

Tras un leve y sucinto análisis nos convenceremos, amigos,
de que, muy ciertamente, todo fluye tal y como debe ser;
pues hasta los buenos y malos pensamientos fluctúan y convergen
libremente en la conciencia del ser (el reducto cierto de la libertad),
ya que, sólo en los recónditos confines de su cerebro el ente humano
concluye siendo verdaderamente libre, hasta de los peores lazos.

Todos sabemos bien que, en la naturaleza, existen tres grandes reinos:
el animal, el vegetal y el mineral, también sabemos que, en adición
a estos reinos, el ente humano, motivado por su siempre egocéntrica
ambición, se dio a la nefanda tarea de crear, sobre éstos, un cuarto reino:
el de lo material y superfluo; regido éste por el poderosísimo caballero
don Dinero, el rey de todas sus mundanas y materiales apetencias…

Pero no todo es desgracia en esta inefable vida, ya que, lo que hace daño
al ser no es el dinero en sí mismo, sino el gran amor que él por su acumulación
desarrolla, haciendo de éste un dios metálico, de grandes virtudes y grata
sonoridad y, por tanto, presente u omnipresente en todos los actos de su vida;
mas, si éste se utiliza con sabiduría, puede propiciar muchas obras de bondad.

Todo fluye, decíamos al principio y que, inclusive el dinero, también puede hacerlo
para bien, en virtud de que éste es como el agua, la cual si se halla estancada se pudre, hiede y crea miles y miles de bacterias que luego resultan ser molestas e indeseables.

Y de la misma manera que el agua para con los terrenos, el dinero también, empleado
con equitativa conciencia, posee ese inmenso poder de poder contribuir a embellecer
y reverdecer a las humanas sociedades en que fluyen asiduamente sus caudales.

Todo fluye, dije al inicio, todo fluye, concluyo diciendo al final; y es que, en verdad
es responsabilidad exclusiva del ente humano provocar que aquí,  en el mundo,
en vez de las negras divisas de la venganza, del odio, del rencor y la maldad,
estén constantemente fluyendo y floreciendo sin cesar la justicia, el amor y la bondad.

Autor: Rodolfo Cuevas©: 16/07/2011.

miércoles, 5 de octubre de 2011

JUECES, MUY SEVEROS JUECES


JUECES, MUY SEVEROS JUECES

Él, que —aquel día tan especial y por ante el sacratísimo altar de su iglesia— había jurado amarla y cuidarla eternamente; que había compartido con ella la calidez del lecho nupcial, viviendo allí los más felices instantes de su vida en común y que, como consecuencia de ese mutuo amor que se profesaban, habían procreado —según sus entonces felices pareceres— las cinco criaturas más hermosas del universo (tres hembras y dos varones), en un terrible arrebato de celos, por una simple duda de amor y pasando por alto todos esos galardones, juramentos y bellos instantes vividos, concluyó segándole la vida; por tal motivo, ahora, puesto por ante los jueces penales, discurría para sí: “Nunca jamás habrá, para el crimen atroz que cometí, jueces ni castigo más severos que la voz de mi propia conciencia, los tiernos recuerdos vividos junto a la que fue mi amada y las penetrantes miradas, acompañadas por las inquisitivas interrogantes de mis hoy huérfanos y devastados hijos”.
Autor: Rodolfo Cuevas©: 04/10/2011;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.
P.D.
Dedico este breve microrrelato a mi amigo Fus, quien con su relato El número 49 me llevó a notar la importancia que posee el escribir, con la finalidad de lograr concientizar, sobre este tan infamante asunto. NO MÁS FEMENICIDIO. ¡BASTA YA!