domingo, 29 de mayo de 2011

50 AÑOS DESPUÉS, ¿SERÍA POSIBLE VOLVER A MATAR A TRUJILLO?


50 AÑOS DESPUÉS, ¿SERÍA POSIBLE VOLVER 
A MATAR A TRUJILLO?

Hoy, precisamente hoy, 30 de mayo del año 2011, se cumplen nada más y nada menos que 50 años del acontecimiento libertario más trascendente acaecido en la Rep. Dominicana en el pasado Siglo XX, me refiero al ajusticiamiento de ese sátrapa de sátrapa llamado Rafael Leonidas Trujillo Molina, un hábil y semianalfabeto ser humano nacido en nuestro país que, luego de ponerse al antipatriótico servicio de los invasores yanquis (en la invasión de los EE.UU. a Dominicana que abarcó del 1916 al 1924), alcanzó el poder, el cual ejerció luego como si fuera él una especie de capataz de sus amos imperiales en una finca cualquiera; acto seguido, a través de los 31 años de su dictatorial gobierno, totalizó en sí mismo todas las instituciones de la otrora heroica nación quisqueyana, concluyó privando de sus libertades, de sus bienes y propiedades y, en innumerables ocasiones, hasta de sus propias vidas, a miles y miles de sus connacionales y extranjeros que allí residían, también sembró el terror político y militar en todo el territorio de la Nación Dominicana y aun un poco más allá de sus fronteras nacionales.

No obstante, y a pesar de que tan terribles daños y abrumadoras evidencias se perciben todavía, aún después del medio siglo ya transcurrido y, obvio, también de lo mucho que ha llovido, el modelo de gobierno trujilloniano se mantiene todavía en el país por pura conveniencia política. Este modelo, anticuado pero conveniente para quienes lo aupan,  es una especie de monarquía presidencialista —en donde el presidente lo es todo y hace y ordena todo— sostenida convenencieramente, reitero, por los partidos políticos existentes. Como es obvio suponer, este anquilosado modelo no permite, de ninguna manera, el desarrollo real de las instituciones republicanas; pues, en sentido contrario a una tiranía, una verdadera república se caracteriza por el legal, correcto y democrático funcionamiento de todas sus instituciones y, aún más precisamente, porque el presidente constitucional de la misma —en vez de ser el dueño absoluto del país, como aún ocurre aquí— es su primer obligado (primer mandatario, pues el mandante es el pueblo). Por tanto, para poder provocar el milagro del desarrollo político, legal, social e institucional de la Rep. Dominicana, debemos volver a matar a Trujillo y, esta vez, debemos ejecutarlo definitivamente, sacándolo de una vez y para siempre de entre las funcionales estructuras del Gobierno Dominicano.

Pero, ¿cómo volver a matar de nuevo a dicho sangriento dictador, a fin de poder cumplir con el ya enunciado cometido?

Muy fácil es el colegirlo, pero bien difícil es el realizarlo, debido esto a los numerosos intereses sociales, políticos, económicos y hasta culturales aquí envueltos. Lo primero sería el crear una nación verdaderamente republicana —en donde todas las instituciones funcionen plena y democráticamente y sin necesidad de que, sus encargados, tengan que preguntar que han de hacer al monárquico presidente de turno— y enterrar así, y para siempre, esta convenenciera monarquía con ribetes de democracia representativa, que es lo que, como forma de gobierno, aquí realmente tenemos. Lo segundo sería aprovechar que, en nuestro ordenamiento jurídico o régimen legal, el artículo 49 del Código Procesal Penal sostiene que el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad no prescriben nunca, para, bajo este precepto legal, someterlo a un juicio histórico en donde, dicho sátrapa de sátrapa, resultaría, debido a las miles y miles de pruebas irrefutables que se poseen, indefectiblemente condenado a la pena máxima contemplada en nuestro Código Penal.

De tal manera, sí que podríamos volver a matar legal, moral y hasta sicológica y espiritualmente a ese inmenso asesino en serie que fue Trujillo y, con él y en él, hasta llegar a borrar de la faz de la República el aberrante recuerdo de su ominoso régimen de oprobio y maldad; también, impediríamos así el surgimiento de un nuevo gobernante cimentado en sus espurios ideales políticos y en las supuestas bonanzas dejadas al país por su aciago sistema de gobierno.

¡Desde esta tribuna virtual clamo, desde ya, por una muerte moral, legal, espiritual y hasta histórica para Trujillo y su fatídico régimen!

Autor: Rodolfo Cuevas©: 29/05/2011;
todos los derechos reservados Ley 65-00.



10 comentarios:

Padre Rodolfo de Jesús Chávez Mercado. dijo...

Hola querido tocayo... Saludos.

Paso a dejarte un fuerte abrazo y deseare muchas bendiciones.

Me veràs poco por este espacio ya que estoy en època de examenes. Pero debes saber que estarè simpre presente.

Buena semana.

Fra Rodolfo de Jesùs O.Carm

Anónimo dijo...

QUÉ BAINA, MI QUERIDO HERMANO. POR QUÉ SERÁ QUE SIEMPRE LOS MALOS LEGADOS, SON LOS MÁS UTILIZADOS. DEFINITIVAMENTE EL PLANETA ESTÁ HABIDO DE CORRUPCIÓN.
UN ABRAZO MI APRECIADO HERMANO.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Saludos afectuosos, Fra Rodolfo de Jesùs O.Carm:
Gracias, querido tocayo, por tus agradables visitas y comentarios. Déjame decirte que soy de los que creen que se visita y comenta cuando se tiene el tiempo necesario para ello. Por ahora te deseo éxito en tus exámenes; estuve leyendo poemas tuyo en la revista Comtemporary Horizon y me encantaron.
Éxitos y muy felices días, estimado tocayo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Saludos, mi estimado RELTIH:
Esto, sucede, hermano querido, porque la mayoría de nuestros países tienen inyectado, tanto en el cerebro como en sus venas, un somocismo, galtierismo, pinochetismo o trujillismo a ultranza que les conduce a lamer botas y lustrar, o tumbar el polvo, a los uniformes militares de turnos, y eso lo hacen de manera cuasi permanente; esto constituye un verdadero asco...
Recibe mis mejores abrazos, hermanazo, de mi alma

Trizbeth dijo...

Querido Rodolfo holaa!! Parece mentira, 50 años del ajusticiamiento del chivo! Estoy en total de acuerdo contigo, así que poco agregaré a tu magnifico texto, aún mantengo en mi cabeza las historias de tíos y abuelos sobre aquél 30 de mayo, que como bien dices parece habitar todavía en nuestro panorama político amigo...

Interesante leerte, todo un placer!! Yo regreso hoy de un viaje (en la misma España) por la muerte de un familiar y por eso mi tardanza al escribirte, te dejoo un abrazo enorme y muchos besos amigo!! Hasta otra ;)
Bea

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Para Trizbeth:
Saludo, mi bella y estimada compatriota Bea.
Así es, amiga, como vemos ya se han cumplido 50 años de la ejecución de este terrible asesino y en nuestro país los políticos, junto a la camarilla que gobierna, aún siguen rindiéndole culto a su nefasto régimen... pues, a ellos, no le conviene extirparlo para siempre de la conciencia nacional...
Siento mucho querida amiga, la muerte de tu apreciado pariente y ruego porque el Ser Supremo fortalezca, ante tal pérdida, tanto tu corazón como los de tus familiares.
Gracias por tus agradables visitas y comentarios, amiga querida, recibe de mi parte besos y muy dominicanísimos abrazos.

Liliana G. dijo...

Es increíble, pero no imposible, pensar que después de tantos años de dictadura, el germen de la maldad siga brotando en la república. Y digo que no es imposible porque sobrada muestras hay en mi país de que esto sigue sucediendo. Aún hoy, los genocidas dictadores y sus colaboracionistas, camouflados entre la gente honesta, hace de su cultura rastrera e ignominiosa, su estandarte desde las sombras.
El ideal de la república, querido Rodolfo, es "casi" una utopía. Por desgracia cada gobierno se erige en soberano absoluto del pueblo, salteándose leyes e inventándolas a conveniencia, los partidos políticos conforman el séquito de obsecuentes que sólo quieren hacerse con una parte de "la torta". ¡Qué terrible!
Estoy totalmente de acuerdo con vos, Rodolfo, como a Trujillo, todos los dictadores genocidas deberían morir dos veces, o las veces que fueran necesarias para sanear las sociedades que destruyeron con su angurria de poder.

Excelente texto, Rodolfo, inflamado de pasión y justicia. Me adhiero a él y a tus conceptos.

Un beso inmenso, querido hermano.

MTeresa dijo...

Amigo querido
valiente patriota
contigo aprendo más historia
de tu país
y tus palabras
logran que te admire
más si cabe
por tu dignidad
y tus principios morales

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Saludos afectuosos, mi estimada Liliana:
Gracias por este comentario tan congruente y solidario para con mi escrito, amiga. Aunque parezca mentira, así es, la dictadura impuesta por este criminalazo se haya casi intacta en el cuerpo estatal de la Rep. Dominicana. Por tal razón, allí, ninguna "institución" funciona por sí sola, ante una situación cualquiera, si antes no ha recibido una orden del "monarca de turno". Por tanto vivimos en una democracia feamente caricaturizada...
Sé que es así como dices, amiga: «El ideal de la república es "casi" una utopía.» Pero, precisamente de sueños idealizados surgen las instituciones correctas. Sólo sueños con esos con correctas y democráticas instituciones que en vez de atropellar al ciudadanos lo reivindiquen. «Si soñar es gratis, por qué razón soñar barato».
Gracias estimada, hermana y amiga, por mostrarte de acuerdo conmigo y mi forma de pensar, en cuanto a los dictadores se refiere. Lo realmente importante es poder sembrar la verdad en el corazón de los jóvenes y no la confusión que los pierde, extravía y enloquece.
Abrazos y besos muuy tiernos para ti, amiga querida.
PD:
Liliana, veo que tu comentario fue realizado el 6/06/11, por tanto pido encarecidas excusas por esta involuntaria tardanza en darle respuesta.
Gracias por entender.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Saludos, mi querida MTeresa:
Y gracias del alma, por tan bellas y enaltecedoras palabras. A ellas, junto a la admiración que me profesas, en vez de halagos, las asumiré como compromisos que deben llevarme a ser cada día un ser humano mejor. Desde mi pequeño país, situado en el en el mismo centro del Caribe, agradezco muy profundamente tus hermosas palabras y te hago llegar, venciendo la distancia que nos separa, los más tiernos y fraternales abrazos que pueda yo otorgar.