Lago rodeado de pinos (c. 1495-1497) de Alberto Durero
© 1993-2003 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
En
días pasados se acercó a mí mi amigo Daniel Rosado, un predicador protestante
que se preparaba para dar esa noche una conferencia sobre la importancia de la
espiritualidad y —como para darle color y sazón a su oratoria— pretendía abordarla desde los regios confines
de la acuarela; movido por tal propósito fue que se me acercó auscultándome en
mi condición de artista plástico (pintor) y, en su conversación, me reveló que anhelaba
hacer, algo así como, un paralelismo entre acuarela y espiritualidad. Debo
admitir que, por la escogencia de tal tema, me sorprendió, en tal virtud no me
quedó más que reconocerle su gran aserto; ya que, desde mi punto de vista, de
las técnicas pictóricas existentes, la de la acuarela es la más poética y, por
tanto, la más espiritual de todas.
El
predicador se sintió muy conforme con tal aseveración y me indicó que
fundamentaría su conferencia nocturna en torno a acuarela, poesía y
espiritualidad. Acto seguido, me preguntó que de qué manera podría yo definir
la acuarela. Yo le indiqué que, a mi buen parecer, así como el dibujo es el primordial
esqueleto de la pintura, la acuarela se podría definir como la antesala de la
pintura, ya que, todos los pintores esbozan en aguadas acuareladas sus obras
antes de proceder a ejecutarlas y, más aún, muchos de ellos pintan en hermosas
acuarelas estudios previos, de las que serán sus futuras obras, a fin de saber
como lucirán éstas luego de ser ejecutadas.
A
propósito, de acuarela, poesía y espiritualidad, le indiqué a mi amigo Daniel que la técnica
de la acuarela es, para la pintura y los pintores, la espiritual esencia que resulta
ser la poesía para la literatura y los literatos; pues los pintores, cuando
abordan otras técnicas pictóricas más cargadas —como óleo, acrílica, temple,
fresco, collage, técnicas mixtas, etc.— creen estar haciendo prosa; así de delgado
resulta ser, señores, el margen existente entre acuarela, poesía y espiritualidad
y, por ende, entre pintura, creación y literatura.
«Acuarela
del río que pinta la historia de un lindo romance...» enuncia una vieja y
hermosa canción y, ciertamente, la de la acuarela es la técnica pictórica que
más se presta para ejecutar un bello paisaje sobre la texturizada superficie
del papel. Es indudable que, así como la fortaleza del espíritu emerge de la
nada, del mismo modo de la blanca superficie de un papel surge la más bella de
todas las acuarelas.
Después
de aquella enriquecedora conversación con mi amigo Daniel Rosado, más que convencido
me quedé de que todos los humanos poseemos un espíritu capaz, laborioso y
creativo, labrado —tal y como se enuncia en el Génesis— a imagen y semejanza de
su espiritual Creador.
Autor:
Rodolfo Cuevas /06/09/2009
Derechos
reservados, protegidos por la ley 65-00
No hay comentarios:
Publicar un comentario