domingo, 10 de enero de 2010

SUPERMAN AL RESCATE DE SU ABUELA


Nueva York (La Gran Manzana)


“Perdonen la posible carga de crueldad que, su espíritu sensible, pueda detectar en este relato; pero, como habitantes de un mundo loco, dominado por el flagelo de las drogas, debemos comenzar a asimilar que la realidad —de donde fue extraído este cuento—, pura realidad es... y visto está que, el narcotráfico, si no se le combate con bravura y determinación, concluirá acabando con la sociedad humana.”
El autor.

SUPERMAN AL RESCATE DE SU ABUELA

En décadas anteriores el crack —un derivado barato de la cocaína— tomó por sorpresa las calles y avenidas de la populosa ciudad de Nueva York y, juntos a éstas, los cerebros de todos aquellos cabezas huecas que, muy desesperadamente, buscan escapar de la cruda realidad de la vida a través de las falsas claraboyas que les proporcionan los alucinógenos; y, como sucede que, estos seres, viven envueltos en una banal e ilusoria existencia, culminan provocando una serie de hechos estremecedores que conturban los sensibles espíritus de todos aquellos que aún permanecen en la vida real.
Tal fue el caso de Juan Luis Placencia, un joven dominicano que, haciendo el periplo desde su país a Puerto Rico —vía yola—, y desde allí a Nueva York —luego de casarse falsamente para obtener sus documentos de viajes—, concluyó radicándose en el decimoctavo piso de un rascacielos  juntos a tías, primos, primas y abuela. Dicho joven, como casi todos los que arriban a La Gran Manzana, llegó soñando con una vida plena en realizaciones —el llamado sueño americano—, mas se encontró de frente con el fuerte choque cultural y la, para él, infranqueable barrera del idioma, ya que odiaba este y cualquier otro tipo de aprendizaje; al cabo de un tiempo se vio sin trabajo y sin metas definidas que seguir, razones por las cuales terminó envuelto en el tenebroso mundo de las drogas —el denominado universo de la vida fácil— y no sólo cayó en su distribución y venta, sino también en el uso y abuso de su consumo.
Sus tías, primos y primas, al verlo ahora envuelto en dichas ilícitas actividades, le pedían encarecidamente que se marchara de la casa; mas, él pensaba: “¿Cómo lo hago si todo lo que obtengo con la venta de estupefacientes vuelvo a reinvertirlo en mi personal consumo de crack?” Tan sólo su abuela, una viejecilla añosa, parapléjica y confinada a una silla de ruedas, mantenía el más absoluto silencio —quizás ésta ni hablaba ya— en torno a la situación que éste vivía. Por tal motivo, alegaba él sentirse sumamente identificado con ésta y su delicado estado de salud, tanto así que decía estar buscando afanosamente una fórmula para curarla. Según decía, sabía, por boca de un hindú que era su más asiduo cliente, que en algunos lugares de la India solían curar la parálisis proporcionando un buen susto a quien la padecía.
Un buen día, muy temprano en la mañana, dicho joven se apareció con un bien confeccionado traje de Superman, su tía mayor —por cierto la más cascarrabias de todas— le preguntó que si pensaba asistir a alguna rezagada fiesta de disfraces, pues, que ella supiera, ya Halloween había pasado; mas, él, le contestó que no, que sólo quería demostrarle a todos ellos que —si así se lo proponía— era capaz hasta de salvar al mundo. Sus parientes quedaron pasmados ante tal respuesta, pero, pensando que ésta era producto de sus quiméricas elucubraciones de cocainómano, decidieron marcharse hacia al trabajo dejándole, como hacían siempre, en compañía de la abuela; total, ellos eran quienes mejor se llevaban en aquel extraño hogar; pues, con él, ella comía sus alimentos y se tomaba sus medicinas mucho más fácil que con todos los demás.
Tan pronto como Juan Luis se vio prácticamente solo, se suministró su correspondiente dosis de crack, se puso su vistoso traje de Superman y, acto seguido, tomó en brazos a la frágil viejecilla, a quien concluyó arrojando por una de las ventanas de aquel decimoctavo piso hacia al incierto vacío; para, muy inmediatamente, lanzarse él tras el pronto rescate de su estimada abuela...

Autor: Rodolfo Cuevas©: 08/11/2009;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.

28 comentarios:

Liliana G. dijo...

Tremenda historia, Rodolfo, el hecho de sea verídica es más escolofriante todavía. claro que si nos ponemos a pesar que el "Superman" en cuestión era un adicto, no deberíamos asombrarnos.
La pésima calidad de vida, el desarraigo, la falta de trabajo y de objetivos, lleva a la adicción de modo tal que todo queda circunscripto a ella. Si bien este flagelo es, desgraciadamente mundial, Estados Unidos siempre fue el "ojo del huracán", en este sentido.

Ojalá se pudiera erradicar esta flagelo, aunque visto y considerando la cantidad desorbitante de dinero que mueve, lo veo difícil. Todo queda en manos de la prevención... ¡Qué pena!

Gracias por este escrito que nos concientiza sobre una historia tan degraciada pero a la vez previsible. Denunciando se empieza por hacer algo.

Un cariño grande.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Gracias, Liliana, me encanta que te haya gustado el relato...
Un abrazo.

Ana Márquez dijo...

Un terrible mal de nuestros días :-(
Buen texto, un abrazo, amigo.

Mon dijo...

Fuerte relato y más la locura de Juan Luis, bueno la abuela se llevó la peor parte. Sí tan sólo pudiéramos exterminar la maldita, pero esto no es de ahora, ha sido de siempre. Beijos mi querido Amigo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Así es, Ana, un terrible flagelo que tiene en ascuas a la humanidad. Me alegro que te haya gustado el texto, amiga.
Un abrazo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Casi imposible de exterminar la maldita esa, querida Mon,pero se debe luchar por lograrlo.
Besos y abrazos, amiga.

Zingara28 dijo...

Hola Rodolfo!
Me gustó mucho tu publicación y aunque es preocupante el mundo de las drogas no puedo negar que al imaginar la escena me robaste una gran sonrisa, disculpa puesto que sé esa no es la intención.
A concientizarnos en este tema.
Saludos y te sigo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Gracias, preciosa. Según García Márquez los escritores latinoamericanos marchamos siempre a la sagaz de la realidad y el único consuelo que nos queda es el de tratar de imitarla. Aunque en verdad la intención es concientizar, me he fijado que quienes han leído este cuento, por lo menos delante de mí, terminan riendo a carcajadas. Triste realidad.
Recibe de mí un dulce abrazo.

Anónimo dijo...

Rodolfo: Este relato de la vida real, creo que lo tomaste de nuestra realidad, ya que a veces pienso que nuestros gobiernos hacen lo que el drogadicto ese, nos avientan al precipicio para salvarnos, ¡lástima que ellos no se avienten tras de nosotros!
nU otiseB: La Gata Rosa

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Mis saludos, Daniela:
Creo que sí, así debería ser... Pero, esos gobiernos tan corruptos, seviles e insevibles que tenemos, deberían aventarse ellos solos...
Un tierno abrazo.

MTeresa dijo...

¡Qué fuerte!
patidifusa me has dejado, corazón,
qué pena de viejecilla
porque al otro...
¿qué decir?
gente que no quiere trabajar
ni sacrificarse y opta por el
fácil camino.
Lo peor es que en su caída
arrastran a los inocentes.
Un relato terrorífico
pero contundente,
un besazo
bona nit

Paloma Corrales dijo...

Impresionante relato e impresionada lectora (yo) constatando una vez más que la realidad supera la ficción.

Un abrazo muy grande Rodolfo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Así es, mi querida, es un relato impactante y lo lamentable del caso es que ciertamente ocurrió.
Un abrazo y muy buenas noches.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Asi es, bella Paloma, tal y como dice el maestro García Márquez: «En América la ficción va a la sagaz de la realidad».
Un tierno y dulce abrazo.

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Deberíamos preguntarnos, por qué se llega a ese estado, somos todos responsables, somos la sociedad los que marginamos, los que actuamos como si nada ocurriese, esta y otras muchas son la consecuencia de la vida que estamos creando, una vida sin valores "naturales" dando prioridad a la comportamientos prefabricados que hemos denominado como "normales", vivimos en cajas de cerillas pegadas unas a otras, pero a tanta distancia hace tanto frío entre caja y caja....
Somos tan primitivos y salvajes....

¿Tan difícil es ver al otro como a uno mismo?

Bueno...mis cosas, agradezco tu visita a mi blog "ladanzadelviento"
Besos y amor
je

sedemiuqse (Carmen Molins)

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Sedemiuqse (Carmen Molins):
Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que sostienes en tu comentario; es más lo corroboro tal cual si yo mismo lo hubiese escrito. Gracias, Carmen, por la reciprocidad de tu visita y por tu tan edificante comentario.
Un tierno abrazo.
R.C.

Anónimo dijo...

un excelente y creativo texto, mejor diré: GENIAL!!!
un fuerte abrazo mi estimado hermano.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Gracias, mi hermanazo del alma. Me divertí leyéndo en estos días muchas de tus joyas poéticas, de las cuales aún no había leído; quedé fascinado con ellas.
Un fuerte y sólido abrazo.

Anónimo dijo...

hola Rodolfo,
DROGAS? jamás!!!!!!!!!

Estoy contigo. el comienzo de tu entrada me encanta!
Un fuerte abrazo. Desde ahora eres mi amigo.
Campanita

Anónimo dijo...

hola Rodolfo,
el primer comentario fue por tu prólogo en tu entrada.
Este com por tu misma entrada. Espeluznante pero real. En Berlín se ven cosas espectaculares!
Triste realidad-
Campanita

MTeresa dijo...

Buenas noches
amigo
¿qué tal andamos?
que tengas felices sueños
un abrazo

la_gaviota dijo...

QUE ESTREMECEDOR, MUY FUERTE, PERO NO ME LO PUEDO NI IMAGINAR COMO SE LLEGA A ESTE MOMENTO TAN TRISTE. UN ABRAZO AMIGO UN RELATO IMPACTANTE BESITOS

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola Rodolfo!
Mal, mal camino,llevamos.
Y lo peor es que se ve, venir…

Saludos de J.M. Ojeda

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

¡Ay qué bello, gracias Campanita, por estar conmigo, yo también estoy contigo y soy tu amigo, pues este espacio virtual es tuyo también.
Un fuerte abrazo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Gracias, Amor-capullito-de-alelí, me alegra que te haya gustado el relato; precisamente, por y para gente como tú escribo; los buenos podemos mejorar el mundo.
Un beso y un abrazo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Gracias, Preciosa María Teresa, por tus buenos deseos; por acá andamos bien.
Un tierno y muy dulce abrazo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Gaviota preciosa, gracias por tu visita y por tu comentario, también por tu beso.
Un dulce y tierno abrazo.

Rodolfo de Jesús Cuevas dijo...

Así es, amigo Ojeda, lo peor de lo peor es lo que se ve venir; que Dios nos coja confesados...
Gracias y un fuerte abrazo.