Argüía Aristóteles que la política es la conjunción del arte y la ciencia puesta al servicio de la humanidad y fue él mismo quien sostuvo que el hombre es un ser político —zoon politikon— cuyo único fin no es vivir, sino vivir bien; y Duarte, aquí en nuestro patrio lar, argumentó que la política, después de la filosofía, es la única ciencia digna de ocupar las inteligencias nobles; en tanto que, muchísimo antes de nuestro querido patricio, ya Platón había dicho: Hasta que los filósofos se encarguen del gobierno o los que gobiernan se conviertan en filósofos, de modo que el gobierno y la filosofía estén unidos, no podrá ponerse fin a la miseria de los Estados; y, antes y después de ellos, miles de pensadores han demostrado que tal actividad —la política— es la única ciencia de administración del Estado que, aún hoy en día, se conoce, pero el pueblo dominicano no parece colegir que aquello de que sólo el pueblo salva al pueblo es irrefutablemente cierto; por tal razón sigue colocando ineptos, corruptos y prevaricadores comprometidos con la oligarquía a conducir la nave del Estado; por eso sigue otorgando la rienda de la nación a politiqueros oportunistas que se aprovechan de sus puestos para instaurar en torno a ellos ingentes cohortes de aduladores profesionales que organizan cultos de estilos religiosos a sus respectivas personalidades. Por tales razones leemos en el libro Trujillo y yo —las memorias de Johnny W. Abbes García— que el Tirano le dijo al matón: Referente a esto —la adulación— Trujillo me dijo: «Yo quise ser dictador por cuatro años para arreglar este país, pero estos vagabundos políticos me han sustentado ya por 31 años y el pueblo se ha hecho cómplice de ellos.»
Aquí me gustaría advertirle al pueblo dominicano que así, tal y como sostuvo José Martí, resulta ser aún: Gobiernan los malos cuando los buenos son indiferentes; en tal virtud, como entes sociales que somos, debemos hacer nuestro aquello que dijo Lenin: Si tú no te metes con la política, la política terminará metiéndose contigo y con tu familia; también le recordaré, que debemos tener muy en cuenta lo dicho por Edmund Burke: Lo único que debemos hacer para que el mal triunfe sobre el bien es: no hacer nada.
La política, dominicanas y dominicanos, es un asunto tuyo, mío, de éste y de aquél, en fin, de nosotros todos; pues así, tal y como dijo Epicteto, es y seguirá siendo: El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos.
En cuanto a mí se refiere, sigo pensando como pensaba Thomas W. Wilson, pues, al igual que él: Yo concibo la política como la ciencia del progreso ordenado de la sociedad y, muy lamentablemente eso no es lo que tenemos aquí... por eso sigo creyendo que, políticamente hablando, este país debería tomar un sendero mucho más sano, es decir, mucho menos corrompido...
2 comentarios:
Lamentablemente, es condición del ser humano dejarse gobernar por los más ineptos.
Todo lo que has expuesto sobre República Dominicana se podría aplicar a España punto por punto.
Saludos.
Creo que lamentablemente lo que sentis que pasa en tu pais sucede tambien en el mio Argentina.Es muy bueno que difundas estas verdades de varios grandes de nuestra historia porque el ser humano necesita que lo despierten de su sopor y su egoismo.
Saludos,Claudia
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