jueves, 16 de septiembre de 2010

BAJO EL IMPERIO DE LOS GATOS



Estimados amigos, mi nación ha sido gobernada por presidentes con motes de gallos (bolo, coludo y colorado), de buey, de gato, de chivo y actualmente lo gobierna dizque un león, ¿cuál será el mote que adorna al animal político que preside tu país?


BAJO EL IMPERIO DE LOS GATOS 

Dedicado a todos aquellos políticos que, con sumo orgullo, exhiben sus motes de animales.

Aquel siempre activo pensador (a sabiendas de que el hombre es un animal político, aunque así no lo quiera admitir) rememoró el prístino refrán que postula que “en el país de los ciegos el tuerto —un ser, por mera condición física, más vivo, más astuto, más sagaz— es el rey”; entonces y por muy simple razonamiento analógico, coligió que en todas aquellas naciones gobernadas por ratas, chivos, leones, caballos, tigres, gallos, gallinas, águilas u otras aves rapaces, bovinos, equinos u otros animales irracionales, los gatos —y que nos perdonen ellos—, por ser el símbolo animal con que universalmente se identifica a ladrones de Estados, a politiqueros corruptos y demás venales prevaricadores, han de ser los reyes o, quizás mejor, los emperadores. Por ende, todos los que habitamos en países regidos por dichos especímenes, vivimos bajo el imperio de los gatos.
Autor: Rodolfo Cuevas©: 25/08/2010;  
todos los derechos reservados, Ley 65-00.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

ABLACIÓN FÍSICA Y ABLACIÓN MENTAL


ABLACIÓN FÍSICA Y ABLACIÓN MENTAL 
Con cariño y admiración para dos madres
ejemplares: Waris Dirie y Samia Shariff.

La ablación, mutilación o circuncisión femenina, es una práctica aberrante que consiste en extirpar el clítoris y los labios menores de las vaginas de niñas aún impúberes; ésta se realiza, sin precauciones sanitarias ni anestésicos, utilizando viejos cuchillos de cocinas, navajas o bisturís ya desechados, sucios pedazos de vidrio afilados e incluso hasta viejas hojas de afeitar o cortaúñas. Cuando la extirpación es total a tal operación se le llama infibulación y la herida que ésta produce se cose dejando una pequeña abertura del tamaño de un grano de guandul a fin de que sólo salga la orina y el flujo menstrual. Gran parte de las niñas, sometidas a tales prácticas, mueren desangradas in situ, otras mueren de tétanos y algunas más fallecen al crecer debido a la retención del líquido menstrual producido por la infibulación; y lo penoso es que, tales niñas, son sometidas a ese acto de barbarie, que se lleva a cabo por motivos culturales y religiosos, por sus propias familias, con la supuesta intención de purificarlas y alejar así de sus entornos los acuciantes demonios del deseo sexual. Tal es la denominada ablación física, la cual fue responsablemente denunciada por una de mis heroínas, Waris Dirie, en su libro autobiográfico Flor del Desierto (1997), el cual fue luego llevado al cine en el 2009.
Mas, desde mi óptica, también existe la ablación mental, que es aquella práctica de abuso sicológico (sin que deje de concurrir también el abuso físico), denunciada por otra de mis valientes heroínas, Samia Shariff, en su obra, también autobiográfica, El velo del miedo (2006). Sabemos que son muchos los abusos que a diarios se comenten en el mundo en contra de las mujeres y que estas valientes escritoras sólo nos han expuesto en sus libros los que fueron contra ellas cometidos.
Samia Shariff, después de denunciar, en su extensa y muy valiosa novela, los viles y numerosos abusos cometidos, primero contra ella y luego —además de continuar abusando de ella— contra sus hijas Norah y Mélissa; abusos éstos motivados también por meros asuntos religiosos y culturales; para colmos, llevado a cabo, por el solo hecho de ser mujeres,  no tan sólo por su familia sino también por su pueblo, nos dice al final de su obra:
«Deseo que todas las mujeres oprimidas del mundo puedan un día sentirse liberadas y conocer la felicidad que hoy soy capaz de experimentar.
»Creo sinceramente que todas mis desdichas del pasado se están transformando, una a una, en alegrías. ¿Y si fuera ése el precio que había que pagar? Sí, he sufrido mucho, pero en la actualidad disfruto cada instante de paz que la vida me brinda. Soy una mujer libre, consciente y digna de ello.
»Antes creía tenerlo todo cuando en realidad no tenía nada; pero a fin de cuentas lo tengo todo, porque soy libre.
»He perdido todo cuanto poseía para obtener todo lo que nunca había tenido.
»Vivo una existencia apacible con mi familia en un humilde apartamento de un barrio desfavorecido al oeste de Montreal. No obstante, por nada del mundo volvería a mi palacio de Argelia...»
¡Ah las religiones y su gran fardo de abusos e ignominia en contra de la humanidad! No en vano dijo un gran pensador que, tales, son el opio de los pueblos.
Aprovecho este preciso instante para, desde aquí y en nombre de todas las mujeres de mi familia y de mi país, así como también de algunos de sus hombres de bien que saben valorar y respetar a la mujer, para dar las gracias a Waris Dirie y a Samia Shariff (a ésta última al junto de sus hijas y compañeras de martirologio Norah y Mélissa Shariff ) por su sufrida, pero inmensa valentía; gracias por atreverse a concebir estas dos obras que hoy resultan esenciales para poder cimentar la libertad de la mujer, que es, a resumidas cuentas, el reafirmar la propia autonomía democrática de la humanidad completa. Ciertamente, mujeres como ustedes me hacen sentir orgulloso de haber sido concebido y luego forjado por una mujer como mi madre: Grecia María Batista. Ojalá, amigos y amigas, que todos ustedes puedan tener la oportunidad de reflexionar, llorar, sufrir y hasta padecer o disfrutar, como lo hice yo, con sus obras autobiográficas Flor del Desierto y El velo del miedo.

Autor: Rodolfo Cuevas©: 27/08/2010;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.