EL GRAN AMULETO
“La medida del
amor es el amor sin medida”
San Bernardo de Clairvaux.
Todos,
absolutamente todos, anhelamos
la
poderosa virtud de poseer ese divino
amuleto
que pueda proteger nuestras vidas
de
las ingentes maldades y vilezas que
muy
permanentemente nos circundan.
Y,
sí, en verdad todos poseemos ese tan
extraordinario
poder que ha de cuidarnos,
pero
muy poco sabemos cómo debemos
emplearlo
con la finalidad de que nos guie
perennemente
por el luminoso sendero de la rectitud
y
que, de vilezas y maldades, nos reguarde,
irradiándonos
siempre con su muy esplendente luz.
Y
es que, dicho talismán, es esa maravillosa virtud
que
reside en nuestro interior que, cual ingente galardón,
todos
traemos con nosotros al momento de nacer,
pues
ésta no es más que la fuerza irresistible del amor.
Sí,
el amor, tal es el grandioso poder que todos soñamos
algún
día con llegar a poseer para así influir en los demás
y
utilizar ese tan inmenso don para ejercitar la bondad.
En
verdad, el amor todo lo es, todo lo puede y todo lo domina;
por
tanto, bueno es saber que existen de él diversos tipos,
entre
éstos están: el filial, que va de padres a hijos y viceversa;
el
carnal, que no es más que el que se manifiesta entre parejas;
el
fraternal, que se suscita entre hermanos, compañeros y amigos;
el
platónico, que es aquel no correspondido, o sea, el amor ideal;
y
el ágape o apego, que es el amor que ES, aquel que brota
del
universo como un TODO porque proviene del TODO.
Siendo
ése el amor sincero, aquel que nosotros, muy solidariamente,
debemos
hacer llegar a todos nuestros semejantes; pues se nos dijo ya:
“Amaos los unos a los
otros”, y ésa sigue siendo aún la mejor razón
para
luchar por impregnar nuestro existir con el pulcro acto de amar.
Ciertamente,
el amor todo lo es, todo lo domina y todo lo puede lograr;
así
que, si quieres llegar a influir poderosamente sobre tus semejantes,
debe
preocuparte por entregar y poder recibir amor, pero no aquel tipo
de
amor vacío, sino ese amor cierto y libre de hipócritas posiciones;
ese
amor tendente a propiciar la comprensión y la hermandad entre tú
y
todos los demás seres; pues, sin duda, el
amor, es la base de la felicidad.
Mas,
aclaro, me refiero aquí al amor puro y verdadero, a aquél que no está
ni
se verá nunca jamás afectados por la falsía y la ceguera de los celos;
pues,
tal, no es amor auténtico, sino mera exaltación, el cual, al verse así,
permeado
por los intereses y la desconfianza, deja de ser amor para, entonces,
trocarse
en una especie de tortura aplicada por las leyes de la ambición.
El
amor proviene del TODO hacia nuestros padres y, como es obvio,
de
éstos se deriva hacia nosotros, pero mayormente lo confundimos
con
un acto procedente del dolor, pues, casi todos, ignoramos que:
el
AMOR es el AMOR y que, como tal: TODO LO PUEDE LOGRAR,
ya
que, muy irrefutablemente demostrado está, EL AMOR TODO LO ES.
Autor: Rodolfo
Cuevas©: 23/10/2011;
todos los derechos reservados, ley 65-00.
todos los derechos reservados, ley 65-00.
P.D.
Si
algún día he ofendido a alguien, le dedico, pues, esta hermosa poesía y le hago
saber que mi perdón, para poder complementarse, precisa de su perdón; ya que, ni
en el mundo ni en nuestras almas, se debe habilitar jamás espacio para el odio
ni el rencor, sino que debemos reservar tales espacios sólo para el perdón y el
amor. Con ella deseo feliz Navidad y muy próspero Año Nuevo para tod@s mis parientes,
amig@s, colegas y seguidores. Gracias por estar ahí siempre.