domingo, 29 de noviembre de 2009

URGENTE, ES URGENTE





Urgente, es urgente...
proclamar a voz en cuello,
y desde una esquina cualquiera
del vasto globo terráqueo, un:
«Principios levántense y anden»
y ver así como la dignidad,
al junto de las demás ya perecidas
virtudes humanas, resucitan
allá en el alma consciente
que reside en cada ente social...
Urgente, es urgente...
el provocar que tales principios
se reempoderen y, con ellos,
retrotraigan hasta sus puestos
de viejos atalayas y combatientes,
a los valores éticos y morales
que antaño regían entre nosotros...
Urgente, es urgente...
que cada uno de nosotros
comprenda ya cual es su misión
sobre la faz de la Tierra
y la comience a llevar a cabo
desde el mismo centro de su corazón...
Urgente, es urgente...
que revivamos la ilusión
de que sí podemos erigir un mundo
en donde el rasero del día
no sea esa malvada frustración
que todos nos hemos impuesto como
premios a nuestros diarios esfuerzos...
 Urgente, es urgente...
que recuperemos la fe o la fantasía
de que sí  podemos vivir en un planeta
en donde, en vez de delincuencia, injusticias,
corrupción y otros crímenes diversos,
prevalezcan la paz y la armonía del Universo...
Urgente, es urgente; muy urgente...

Autor: Rodolfo Cuevas©: 26/11/2009; 
todos los derechos reservados, Ley 65-00.

lunes, 23 de noviembre de 2009

CLAMANDO EN EL DESIERTO DE LA ESPERANZA



La Torre de Babel de Pieter Brueghel (El Viejo)
El mundo se ha tornado extraño e incomprensible; en él, lo mal hecho ha pasado a ser lo bien hecho y el malo ha ocupado el lugar que antes le correspondía al bueno; los principios y valores, acuñados con tantos esfuerzos y dedicación por nuestros ancestros, son ya cuestiones extintas que han sido sustituidas por la vileza y el engaño; los heroicos prototipos del ayer, hoy sólo son risibles caricaturas de vagos idealistas que sueñan con la utopía de crear un mundo mejor; pues, aquí en la vida real, los hampones y villanos resultan mil veces más valiosos que ellos; ya que, un gramo de estupefaciente, un asalto a mano armada o un secuestro express, resultan, materialmente, mucho más productivo que leer o crear un cuento, un ensayo, una novela o un poema.
El mundo se ha trocado en una gigantesca e inexplicable Torre de Babel, en una inmensa jaula de locos en donde nadie cree ya en las verdades absolutas, sino en las mentiras acomodaticias que les sirven los periódicos y telediarios dominados por el oro corruptor proveniente de los criminales imperios del mal. Hoy sí es verdad que resulta aplicable aquel viejo refrán que, desde hace tiempo, pregona: En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
Aún así, a pesar de lo cruel y desesperanzador que resulta ser el choque frontal con la cruda realidad de la vida, le advierto a los sicarios de la maldad que, los guerreros del bien, no les tenemos miedo y, desde aquí, desde esta humilde tribuna digital, nos mantendremos siempre vigilante, clamando en el árido desierto de la esperanza...

Autor: Rodolfo Cuevas©: 15/10/2009;
Todos los derechos reservados, Ley 65-00.

domingo, 15 de noviembre de 2009

EL MAGO DE LAS PALABRAS


Para todos mis amigos y amigas poetas

El mago de las palabras,
le llama la humanidad
porque las torna en palomas
y les brinda la libertad  
que, además de gran progreso,  
le trae la felicidad;
el Merlín de los proverbios
le dicen en la ciudad,
pues sus sabias orientaciones
confieren a sus habitantes
la plena seguridad
de sentirse como el viento,
que hacia donde quiera va.
El shamán de los refranes
le nombra la gente mía,
porque esos viejos relámpagos,
llenos de sabiduría,
que incluye entre sus poesías,
les colman sus corazones
de esperanzadas alegrías...

Autor: Rodolfo Cuevas©: 10/10/2009
Todos los derechos reservados, Ley 65-00.

domingo, 8 de noviembre de 2009

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL




La lucha entre el Bien y el Mal es una litis inmemorial; es, de las numerosas batallas libradas por la humanidad en su secular existencia, la más importante de todas; nosotros, los hombres de buena voluntad, aspiramos a ganarla para imponer el Bien, pero los soldados del Mal nos sacan ciertas ventajas, ya que, ellos, no tienen porque apegarse al cumplimiento de las leyes y nosotros sí, pues debemos servir de ejemplo a los demás. Debemos admitir que ser un guerrero del Bien conlleva obligaciones que no constriñen a los malvados, razón ésta por la cual nos mantenemos a la zaga de aquellos que defienden la causa de la maldad. De aquí resulta que, a los guerreros del Bien, se nos exija poseer principios, virtudes y cualidades morales que no se le exigen a los abanderados de la criminalidad; y, como ya vimos, también se nos exige —y esto a rajatabla— cumplir con todas las disposiciones sociales, legales y hasta espirituales. A un guerrero del Mal le es muchísimo más fácil corromper a un bueno, que a un bueno captar a uno de ellos para servir en el área del Bien; pues, tales, viven convencidos de que la maldad deja mucho más que la bondad; lo cual, en verdad, no es real, ya que, según decía Edmund Burke, todo lo que un hombre de bien debe hacer para que el mal triunfe sobre el bien es: no hacer nada. Vemos así, como el Mal hoy tiene postrados a casi todos nuestros países hispanos; y como los malos hábitos y delitos de todos tipos, aupados por el auge de las drogas, la competencia y el facilismo social, colman las calles y avenidas de sus barrios y suburbios más paupérrimos, amenazando ya con ubicarse en los sectores más elitistas de tales sociedades; en tanto que, quienes dicen o creen ser los mejores guerreros del Bien, se muestran indiferentes ante el inaudito crecimiento de dicho flagelo. Por tales motivos, desde aquí —muy humildemente— hago un llamado a todos aquellos seres que creen en la generosidad humana para que empleemos nuestros bondadosos hechos como poderosas espadas a fin de hacer prevalecer la causa del Bien sobre la del Mal; pues, convencido siempre de que la vida es la antesala de la muerte, creo que la existencia humana no vale o no ha valido la pena si ésta no aporta su exigua cuota de bondad para que el Universo —nuestra casa en común— sea un poco mejor; ya que, así, tal y como dijo Bosch, resulta ser: aquel que no vive para servir, no sirve para vivir.

Autor: Rodolfo Cuevas©: 07/11/2009.