viernes, 24 de junio de 2011

EL CAMPEÓN


Estimado amig@s, deseo compartir con ustedes uno de mis relatos que más satisfacción me ha dado, le presento aquí a El Campeón, uno de mis mejores hijos literarios. Dicho cuento fue ganador del tercer lugar en el II Premio Eduardo de literatura, celebrado en el 2007 por la FIMBA y la editorial argentina Puente del Sur en Puerto Rico. Y, por sus propios méritos, está publicado en la página 69 de la antología Las valijas de Ulises de la editorial Umbrales (también de Argentina). Para que lo puedan leer con más comodidad, va dividido en dos partes; espero que lo disfruten.

EL  CAMPEÓN


Freddy Sánchez, apodado por todos como “El Campeón”, estaba parado en la esquina desde hacía mucho rato y, con cierta presteza, mostraba el muñón que coronaba su brazo derecho cada vez que veía acercarse a algún caminante. Pero que va, él, nada conseguía con esto... Mas, optaba por no desesperarse y continuaba aún allí, parado tranquilamente en la esquina, esperanzado en el permanente fluir de los transeúntes. Pues sabía que, sea como sea, unos cuantos de ellos, concluirían conmovidos ante su triste historia y acabarían prestándole algún tipo de ayuda. Por eso, y mientras que aguardaba con paciencia a que tal cosa ocurriera, fue hundiéndose muy lentamente en las oscuras profundidades de sus enmarañados pensamientos...

Recordaba, en tales instantes, aquellos excitantes días de glorias en que se había enfrentado a los mejores exponentes del mundo boxístico. Había venido ascendiendo, en el ranking correspondiente a su peso, como lo haría una locomotora desbocada y de allí precisamente le provenía su nombre de guerra: “La Locomotora Sánchez”, y era indudablemente cierto que en la división de los welter nadie tenía una combinación de puños más apabullante, ni una derecha más sólida y “anestésiante” que la de él.

“Que tiempos aquellos”, pensó, y decidió continuar muy apaciblemente perdido en el sub–mundo de sus profundas meditaciones.

Rememoraba ahora, con muy nostálgico placer, aquel singular combate escenificado contra el caraqueño Juan (La Fiera) Ortiz, ranqueado número dos en El Consejo Universal de Boxeo (CUB). Éste había subido al ring vociferando todo tipo de sandeces: “Te voy a noquear antes del tercer round; te sacarán del cuadrilátero en una camilla a consecuencia de la pela de puños que te propinaré. Además, te colocaré uno de mis pies en el pecho, a lo Tarzán y, eso será luego de haberte anestesiado ya, y bla, bla, bla...”.
Pero que va, éste se volvió “buche y plumas no más”; pues tal bocón no resistió por mucho tiempo sus inquietantes ganchos de izquierda, rematados por sus siempre efectivos jabs, sus muy mortificantes upper–cut y sus aniquilantes rectos de derecha. El caso fue que “La Fiera” terminó saliendo del encordado, con rumbo hacia el hospital más cercano, convertido en todo un manso corderito. En tanto que él, “La Locomotora”, salió de allí a beber whisky y a vacilar con las venezolanas, las colombianas, las dominicanas y las panameñas que, todas las noches, se reúnen en las zonas de tolerancia de Caracas, ya que éste constituía el otro gran placer de su vida.
“Así es, mis únicos vicios, en aquellos días de bonanzas, eran: el buen romo, el buen güisqui y las buenas mujeres”, recordó sumamente entristecido. Más luego, agregó a su cavilar: “Tales eran las tres cosas que más me gustaban en la vida: boxear con un buen peleador, beberme un buen pote e’ romo o güisqui y estar encima del cuerpazo de una buena hembra...”
Al continuar rememorando sus días de celebridad boxística, recordó también que había llegado invicto a la impresionante foja de 29 triunfos sin derrotas, 26 de ellos por la vía del sueño; y ni aún así había conseguido que el campeón universal de su peso le confiriera una oportunidad para una pelea titular.
“Ese cabrón me tenía tanto miedo que se hacía en los calzoncillos de tan sólo pensar en la fuerte potencia de mis puños”, sentenció.
Se refería nada más y nada menos que a Willie (El Búfalo) Varela, el sólido campeón universal welter del CUB, de procedencia portorriqueña. Pero, para poder él demandar el absoluto derecho a enfrentarlo, primero debía verse cara a cara con el respetado gladiador curazoleño Mitchel (El Hueso Duro) Jandor, quien ocupaba la posición número uno en el ranking del susodicho organismo boxístico internacional.
Así es que no cejó en sus pretensiones; entrenó y peleó con firme denuedo y, luego, forzó a sus promotores, apoderados y manejadores a buscarle una oportunidad con “El Hueso Duro”. Y en verdad que se sintió sumamente emocionado cuando recibió la muy agradable noticia de que aquel tan anhelado pleito se había pactado.
Pero aún mucho más emocionado se sintió cuando vio llegado el día de aquella pelea ciertamente decisiva en su vida de boxeador; pues de ganar ésta él se colocaría a la puerta de una pelea mandatoria por el cetro universal welter. No existía un pero que valga, estaba obligado a vencer de forma terminante y fulminante para poder colocarse en el número uno del ranking y obtener así el derecho ineludible de medirse al “Búfalo Varela”, el indiscutido campeón universal de los welter.
“La Locomotora Sánchez” contra “El Hueso Duro Jandor”. Las graderías del coliseo boxístico estaban casi al reventar, pues no cabía en ellas ni siquiera un diminuto alfiler y, aún en palcos y preferencias, no se veía un solo hueco. El público rugía tal cual lo haría un oso enardecido, estaba ciertamente frenético, fuera de sí y no era para menos, pues sobre el entarimado se encontraban el número uno y dos en el ranking del CUB.
“El Hueso Duro” inició las acciones con una apabullante andanada de izquierda y de derecha y así se mantuvo hasta que sonó la campana poniendo punto final al primer asalto de aquel sangriento combate. Durante los tres rounds subsiguientes el recio pegador curazoleño mantuvo el mismo dominio, el mismo tren de pelea y en realidad que, con éste, tenía al púgil dominicano verdaderamente desconcertado.
Pero llegado el quinto asalto “La Locomotora”, obedeciendo las estrictas ordenes venidas de su esquina, varió la estrategia de pelea y, haciendo honor a su nombre, arremetió con extraordinaria fiereza en contra del “Hueso Duro”: primero un jab de izquierda, seguido de un potente gancho de derecha y luego un cortante upper–cut, más otro golpe sorpresivo, sólido y bien colocado sobre el arco superciliar izquierdo, y finalmente un demoledor y definitivo recto de derecha a la cabeza de Jandor y, éste, cayó maquinalmente hacia atrás, cual si fuera un gran muñeco de trapo...
“Nocaut, nocaut, nocaut”, decretó el referí después del conteo reglamentario de diez y “El Hueso Duro Jandor”, ya completamente ablandado por los puños de la “Locomotora”, fue sacado en una camilla del entarimado y conducido velozmente hacia un hospital. En tanto que el gladiador dominicano fue declarado ganador del combate por la vía del sueño y, como era de esperarse, escaló a la posición número uno en el estratificado ranking del CUB, lo cual le otorgaba el derecho a reclamar, en tan sólo tres meses más, la oportunidad ineludible de una pelea mandatoria por el título universal welter.
“Recuerdo que, de allí, salí yo hacia las discotecas de Willemstad a gozar, a beber güisqui del bueno y a conquistar a toas las hembras curazoleñas con las que me topetara, pues en eso se me iban to’ mis cuartos en parrandas, bebidas y mujeres buenas”, pensó.
Después de esta fructífera pelea “La Locomotora” continuó con sus duros adiestramientos boxísticos y, como es lógico suponer ya, sacaba siempre su tiempo para poder parrandear con amigos y mujeres; pues verdaderamente que estaba en su gran apogeo, en sus días de gloria, en su época de época, disfrutando lo mejor de la “dolce vita”.
Y, en tanto que el tiempo borraba con su patina difusa y cenicienta los recién transcurridos acontecimientos, el reputado púgil hizo varias peleas más, de fogueo y calentamiento, con algunos boxeadores de muy poca monta. De ellas la más importante fue aquella que escenificó con Ramiro (El Locazo) Pérez a quien sacó del ring por encima de la tercera cuerda, producto de un sólido derechazo.
“Esa vez le di tan duro al “Locazo Pérez” ése, que lo torné en un ser verdaderamente cuerdo...”
Luego de muchas evasivas, montadas  por  parte del campeón mundial del CUB y de sus manejadores, se firmó el contrato para aquel tan esperado pleito y se fijó además, la fecha del montaje: …
ESTA  HISTORIA CONTINUARÁ...
Autor: Rodolfo Cuevas.
06/08/2001

sábado, 11 de junio de 2011

FUEGO Y ORO; MISERIA Y VIDA


FUEGO Y ORO; MISERIA Y VIDA

Muy ciertamente, así como el candente fuego
prueba, purifica y termina embelleciendo
al siempre ambicionado metal del oro;
de esa misma manera, las miseras
vicisitudes de la Vida tienden a probar
ardientemente los siempre rebeldes espíritus
de los seres fuertes; quienes, sobre sus cuerpos,
sus espíritus y sus conciencias, sienten, en carnes
propias, aquella sentencia que, cual un canon, establece:
Aquello que no te mata, en verdad te fortalece.
Por tal razón, en la vida, muy importante es saber cuando
debemos meter miedo al miedo o cuando hemos de rebatir
que sea ese mismo miedo, al cual sin razón tanto tememos,
el que nos achique el valor aminorando así nuestro existir.
Y es que, realmente, después de cualquier fracaso o desastre
que en nuestra vida acaezca, es precisamente el inmenso valor
de la vida todo cuanto necesitamos para recomenzar a vivir.

Autor: Rodolfo Cuevas©: 05/06/11;
todos los derechos reservados Ley 65-00.