miércoles, 28 de abril de 2010

HOMENAJE A FRANCIS CAAMAÑO


Amigos del Mundo:
Soy un fiel creyente en la autodeterminación de los pueblos y en el principio de no intervención y creo que éstos deben darse libérrimamente el gobierno que ellos crean merecer. Digo esto porque, precisamente hoy, miércoles 28 de abril, se cumplen 45 años de que mi pequeño país (la República Dominicana) fue militarmente invadido por «cuarenta y cinco mil hijos de perra, que bajaron con sus armas y sus cuentos, con ametralladoras y cuchillos, con objetivos claros y concretos: “Poner en libertad a los ladrones y a los demás meterlos presos”», tal y como enunciara Pablo Neruda en Versainograma a Santo Domingo. Dichos soldados pertenecían a la 82 División Aerotransportada de la Armada de los EE.UU., y ésa —de abril de 1965— fue la segunda invasión militar a mi país llevada a cabo por tropas de dicho imperio en el pasado siglo XX; pues, éste, ya había sido invadido en 1916. El real objetivo de la intervención fue: sofocar un movimiento cívico-militar que, mediante un contragolpe popular, buscaba restablecer la constitucionalidad y restituir en el mando el gobierno democrático del profesor Juan Bosch y Gaviño —derrocado, por militares corruptos, viles lacayos todos de los intereses yanquis, luego de haber sido legal y libremente elegido por los dominicanos (advierto aquí que cualquier parecido con el caso de Honduras y Manuel Zelaya es sólo pura coincidencia). En ese momento histórico un patriota dominicano con rango de coronel emergió cual pequeño David ante un gigantesco Goliat. He aquí, versificada, un trozo de su valiente hazaña.

 

HOMENAJE  A  FRANCIS CAAMAÑO

«Luchamos así, con bravura de leyenda, porque
íbamos desbrozando los caminos de la historia.»
Francis Caamaño.
Hoy  quiero elevar mis versos,
deseo hablar con usted,
sea usted hombre o mujer,
acerca de la intrepidez
de un héroe con rango de Coronel.
Quiero que tome conciencia,
no  importa sexo ni edad,
sobre quien fue este Aquiles
que luchó junto a su pueblo
en pos de la libertad.
Su nombre: Francisco Alberto;
apodo: Francis o Román;
Apellidos: Caamaño Deñó;
y su más gloriosa acción:
Luchar en Dominicana
contra el Yanqui interventor.
Su lucha fue dura y ardua,
pero luchó con espartano valor
defendiendo nuestra patria,
nuestra libertad y honor.
Fue el sábado 24 de abril
—del año 1965—
cuando se cubrió de gloria:
Tomó el comando del pueblo
y enfrentó al Yanqui invasor.
Con su fusil y su pueblo
hizo que el Yanqui sintiera
el valor del quisqueyano,
cuando en calles nacionales
patriotas descamisados
defendieron con bravura
nuestra enseña tricolor.
Allí no fue derrotado;
allí ganó admiración;
cobró estampa de prohombre
e hizo tomar conciencia,
al pueblo dominicano,
con su heroica acción:
de que hay que ser libre,
para poder vivir con
orgullo y dignidad,
o es preferible morir
buscando la libertad.
Autor: Rodolfo Cuevas©: 1985; todos
los derechos reservados, Ley 65-00.


P.D.
Este fragmento pertenece al poema Cronología poética sobre la vida y la muerte del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, obra ésta, que rinde un vibrante homenaje póstumo a su heroica memoria, y con la cual, el autor de este weblog, obtuvo el  Premio único y la Medalla de honor del concurso nacional de  poesía Un poema para el coronel celebrado por la Fundación Caamaño en el 1985 con los auspicios del colegio San Francisco de Sales.

miércoles, 21 de abril de 2010

CUANDO LLEGASTE A MI VIDA


 

CUANDO LLEGASTE A MI VIDA

Cuando llegaste a mi vida,
con tu regia belleza de sirena,
la encontraste: triste, amargada
y con un inmenso chorro de penas
que transitaban caudalosamente
por entre mis escuálidas venas.
Y así, como rosas marchitas, mustias
e inexorablemente despetaladas,
que caen en fuerte y ágil torrente,
se esfumaron todas mis amargas penas
cuando abrió tu amor su fuente.

Autor: Rodolfo Cuevas©: todos los
derechos reservados por la Ley 65-00.

miércoles, 14 de abril de 2010

ENTRE LOCURAS Y CORDURAS


ENTRE LOCURAS Y CORDURAS
¿Saben, amigos?, muy a propósito de locuras y de corduras, y a  sabiendas de que la franja divisoria, entre tales ¿defectos o virtudes?, es apenas una línea sutil e imperceptible, muchas veces me pregunto: ¿Vivimos en un mundo donde, en realidad, impera la cordura o somos todos pastos de una pandemia irascible de colectivas locuras?; ¿compete al loco o al cuerdo el agradable privilegio de administrar, a su ancha, la dicha, la bondad y la ternura o somos, ambas entidades, víctimas predispuestas, y, por ende, predilectas, de la infelicidad, la maldad y la amargura?; ¿será el amor la definitiva cura para el mal de la locura o, muy por el contrario, es éste,  para aquel que se cree cuerdo, un pasaje permanente a la isla de la locura?; ¿serán las ciencias, las artes y las letras potestades exclusivas, ya del uno, ya del otro o pertenecerán a ambos sujetos de la historia por igual? Mas, y ya en franca conclusión, desde el fondo de mi alma de aedo —sabemos bien que «de médico, poeta y loco, todos tenemos un [buen] poco»—, siempre escucho a mi subconsciente responderme que: aún sin importar el grado de locura o de cordura que cada uno poseamos, todos iremos a parar al fondo de una fría y oscura sepultura... que, en verdad, todo lo que importa en la vida es que seamos solidarios y amorosos para con el prójimo y nada más... que seamos humanos, muy humanos y generosos, el uno para con el otro, sin que esto lo determine jamás el grado de cordura o de locura que algunos nos supongan... que nos hagamos el bien perennemente, sin esperar, a cambio, recibir el equivocado galardón de una reciproca recompensa... y, hoy, mucho más que persuadido, convencido, confieso que sí, me parece que, en tales fórmulas, podría residir aquel tan buscado secreto de convivencia pacífica, armoniosa y feliz que, desde hace siglos, persigue la humanidad... son éstas, mis queridos amigos, tan sólo algunas preguntas que, muy de vez en cuando, me formulo...  ...sin ofensas... y nada más... Gracias mil por leerlas...
Autor: Rodolfo Cuevas©: 14/04/2010;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.

miércoles, 7 de abril de 2010

MATANDO LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO


Es penoso, pero muy penoso, ser testigo presencial, e impotente por demás, de cómo la profusa caterva de políticos populistas y clientelares, que actualmente desgobiernan en la mayoría de los países que conforman a Latinoamérica, han usufructuado el poder del Estado, en que respectivamente accionan, para provecho propio y de los rapaces comilitones que les hacen el coro.

En tal sentido, vemos que si éstos construyen una obra x —se supone que con el propio dinero del pueblo— no es para beneficio de éste, sino de sus insaciables bolsillos; pues, a final de cuentas, acontece que, la obra de marras, además de resultar sobrevaluada, posee vicios de construcción que la tornan en inoperante e inservible. Podemos apreciar también, que si deciden implementar una nueva constitución política, una nueva ley o un nuevo reglamento, configuran tales instrumentos legales como perfectos trajes hechos a la medida de sus espurios intereses; y, en fin, vemos que ninguna de las leyes por ellos implementadas tiende jamás a favorecer al pueblo.

Notamos además que, en las calles que conforman a tal conjunto de países, no hay seguridad de ningún tipo y que tanto los derechos esenciales como las propiedades públicas y privadas son constantemente amenazadas por los libertinos sociales; aquella horda de paster famili que, ocultos tras el natural derecho a sobrevivir, han hecho un credo del nada es de nadie. En tal virtud observamos, con sumo pesar, como la marihuana, la cocaína, el crack, el éxtasis, el bazuco, el paco, el k2 o spice y otros estupefacientes semejantes, juntos a sus mortíferos derivados, parecen poseer patente de corso para expandirse libremente por nuestros barrios, ensanches, caseríos, villorrios y favelas, ante la cómplice indiferencia de las autoridades encargadas de combatirlas.

Todos sabemos que en estos países, muchos congresistas y funcionarios estatales se desplazan, en sus enormes vehículos exonerados por el Estado, por aquellos mismos tugurios, seduciendo a niñas menores —aún con sus uniformes escolares puestos—, a las cuales engatusan, desfloran, embarazan, amenazan y luego abandonan a su suerte, amparándose para esto tras el poderoso escudo de su inmunidad parlamentaria o en su potestad gubernamental.

Vemos —con impotencia, reitero— como nuestros países y sus instituciones se desintegran ante nuestros propios ojos; como el pueblo sufre en carne viva la ineficiencia y hasta la carencia total, las más de las veces, de los servicios básicos o fundamentales. ¿Y sus administradores? ¡Muy bien, gracias! Imagínense ustedes, si los politiqueros que dirigen un Estado x son un caos en sí  mismos —esto en cuanto se refiere a la forma en que tutelan sus partidos, movimientos y demás organismos de dirección— que se puede esperar del país al que ellos desgobiernan.

A estos señores, que ni poseen verdadera visión política ni le importa un bledo el futuro de la nación en la cual actúan ni mucho menos de la gente que la integran, sólo le interesa aquello que, a diario, saquean del erario público; pues, ellos, como el granjero del cuento infantil aquel, tan sólo se sentirán preocupados el día en que —a consecuencia de haberle sacado las entrañas a la res-pública, en pos de lograr mayores beneficios pecuniarios— hayan matado ya la gallina de los huevos de oro.

Autor: Rodolfo Cuevas©: 13/10/2009; 
todos los derechos reservados, Ley 65-00.