lunes, 16 de agosto de 2010

BUSCA LA EXPERIENCIA


Saludos, mi muy queridos amigos. En este mes de agosto, que aún transcurre, mi weblog, o sea, La Página del Sembrador, ha arribado ya a su primer aniversario, le juro que debatiéndome —por pequeños inconvenientes, excesos de responsabilidades y, por ende, falta de tiempo— entre cerrarlo y mantenerlo con vida... pero... nada... aquí estamos aún... continuaremos creyendo, al igual que muchos de ustedes lo hacen, en que aún es posible la utopía... En tal virtud, alzando muy en alto mi copa, digo: «¡A su salud, queridos amigos y gracias por acompañarme día tras día en este luminoso trayecto literario de creatividad y esperanza! Aquí, como un honroso tributo a su compañía, le dejo este esperanzador poema en que pretendo unir la experiencia y sabiduría de la vejez con la fortaleza y el arrojo de la juventud. Gracias de corazón, amigos míos, gracias por brindarme su apoyo solidario, su cariño sincero y su franca y leal comprensión.»

BUSCA LA EXPERIENCIA

                                "Un viejo que muere es como
                                  una biblioteca que arde"
                                                Proverbio Africano.

No es necesario, amigo mío,
esperar a que nuestros cuerpos
empiecen a penetrar
de forma lenta y dolorosa
en el crudo invierno de la vida,
para entonces, poder comenzar
a aquilatar con senil avaricia
la sabiduría y la experiencia
propia de la ancianidad.

No es necesario aguardar
a que nuestros jóvenes músculos
comiencen a ser desgastados
por el indetenible paso del tiempo
para entonces, lograr utilizar
con relativo éxito aquellos
tan añejos conocimientos
que, sin temor a equivocación,
serían de mucha más utilidad
si contaran con la fuerza
y la destreza de la juventud.

Vamos, amigo, procura el roce
sabio con la divina experiencia,
busca compartir el tiempo
con los ancianos que conoces;
hazle conversar contigo,
haz que te narren como fue
su apasionante existencia;
pues, ellos, podrían enseñarte
en muy contados segundos
lo que tú jamás podrías aprender
en el lento discurrir de una vida.

RODOLFO DE JESÚS CUEVAS BATISTA
SANTO DOMINGO - REP. DOMINICANA

Nota:
Este poema se halla publicado en la antología Senderos Poéticos Hispanoamericanos, de Publicaciones Altair, 2000, B.B. Bs. As. Argentina. Tal pieza literaria se hizo acreditativa de un diploma y mención por su publicación. Espero que  ésta  sea de su agrado, muchas gracias.

lunes, 2 de agosto de 2010

MALDITA SEA LA BUROCRACIA


MALDITA SEA LA BUROCRACIA

Aquel era el día más feliz de su vida; pues, como padre que era, había estado esperando muy silenciosamente su llegada. Su único hijo Juan José, quien vivía en la vecina Italia, le anunciaba, por vía epistolar, que se casaba con Simona, una joven italiana, a la cual él describía como la mujer más hermosa que ojos humanos hayan visto jamás. Tal era la razón por la cual José Juan estaba tan emocionado; ya que, como todo padre, soñaba con tener nietos y, más aún, proveniente de una joven tan bella como ésa.
La boda era el fin de semana próximo y, como él vivía en España, específicamente en la Región de Murcia, gracias a los muchos beneficios traídos por la Unión Europea, sólo tendría que levantarse temprano y dirigirse a la oficina de pasaportes más cercana a renovar su documento de viaje; ya que, aunque lo poseía, no lo usaba porque no había viajado nunca; luego, tomaría un tren hacia Italia y, ya allí, conocería a la preciosa Simona y participaría de los actos nupciales.
A tal efecto, se levantó bien temprano en la mañana; ya en la oficina de pasaportes, cumplió con todos los requisitos exigidos y llenó todos los formularios que debía llenar; luego, se puso a esperar muy tranquilamente a que le entregaran su renovado documento de viaje. Después de tener muchísimas horas esperando, le notificaron que no le podían renovar el pasaporte, en razón de que él había muerto hacía 14 años atrás en la cercana Comunidad de Valencia. El funcionario que le atendió no sólo le mostró el acta de defunción original, sino que también le suministró una copia del mismo y de la autopsia que le realizaron para determinar la causa de su muerte. Allí,  él pudo leer su nombre completo: José Juan García Estévez; así como también verificar todos sus demás datos personales y saber que, según la autopsia que le practicaron en tal entonces, murió de una infección pulmonar causada por el cigarrillo. “Pero, ¿si yo no he fumado jamás?”, pensó. De más está decir que, más que estupefacto, se sentía sobrecogido; pues, estando vivo, tenía entre sus manos un documento que certificaba las causas de su muerte y que, legalmente, decía que había muerto hacía ya 14 largos años atrás.
Cuando preguntó al funcionario que lo atendía que debía él hacer al respecto para poder renovar su documento de viaje, ya que debía de viajar a Italia en el fin de semana próximo para poder asistir a la boda de su hijo para con su bella novia; éste le indicó que primero debía ir a Valencia, con su documento de viaje y la copia del acta de defunción que le había dado, a fin de, allí, poder iniciar las diligencias jurídicas necesarias para anular su muerte; y que, quizás, con un poco de suerte, de 15 días a un mes, le otorgaban un nuevo pasaporte.
 Más que molesto, muy frustrado, regresó hacia su hogar; se sentía ciertamente incomodo e impotente, ya que, por enterarse tan repentinamente de su muerte, se perdería esa inestimable oportunidad que, por tanto tiempo, anheló: ver a su hijo casarse y conocer a esa preciosa nuera que éste le describía como la más bella entre las bellas; por tal razón, mientras que retornaba hacía su humilde hogar, se decía para sí: “¡Ah, maldita sea la burocracia del demonio! ¡Cuántos abusos comete esta desgraciada en contra de los pobres ciudadanos!”
En verdad, aunque sí lo deseaba con el alma, no podría viajar a Italia; pues la maldita burocracia lo había matado documentalmente y ahora se encontraba ante el dilema de tener que emprender acciones legales a ver si, después de 14 largos años de muerto, ésta soberana de los malos gobiernos, se dignaba a resucitarlo.

Autor: Rodolfo Cuevas©: 09/06/2010;  
todos los derechos reservados, Ley 65-00.