DESPUÉS DEL DESAMOR
Tenuemente desvanecidas ya
las brumas del Desamor,
el Olvido dejó de ser mi pastor;
la Melancolía, un tanto molesta,
renunció al puesto de ama de
llaves
que sobre mi alma ejercía
desde el día aquél de tu partida;
la Soledad, antes tan fiel a su
papel,
ahora se niega a seguir siendo
mi única dama de compañía
y me insta, con urgencia,
a que, en su lugar, contrate
a la muy dulce Alegría…
Y así, poco a poco, y luego
de olvidar tu efímera compañía,
retorna a su vivir la vida mía…
Autor: Rodolfo de Jesús Cuevas©:28/08/2013;
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