NOTAS CRÍTICAS SOBRE LA EXPOSICIÓN PICTÓRICA
OBRAS RECIENTES, DE LOS MAESTROS RUBÉN GONZA
Y ROLANDO MANCEBO, EXPUESTA EN EL COLEGIO
DE ARTISTAS PLÁSTICOS (CODAP), CALLE EL CONDE
ESQ. ISABEL LA CATÓLICA; ZONA COLONIAL
DEL 15 DE MAYO AL 15 DE JUNIO 2014
Rubén Gonza, Obras Recientes
El
arte, como el vino que mejora con el tiempo, es un oficio en que se precisa de experiencia
y Rubén
Gonza es un consagrado a él, por eso su calidad y prestigio aumentan cónsono
a su entrega y dedicación. Y si —a propósito de tiempo— analizamos aquí aquella
frase en que Wassily Kandinsky argüía que «el arte va más allá de su tiempo y
lleva en él parte del futuro», entonces deberíamos enfocar, con criterios de catadores
entusiastas, el policromo porvenir que, henchido de cálidos y multicoloridos
matices, nos brinda, en los impresionantes trabajos de su muestra Obras
Recientes, este virtuoso creador de auténticas poesías visuales.
Sí,
porque eso es, precisamente, lo que acostumbra a plasmar Rubén Gonza en sus
lienzos: genuinos poemas visuales. Y es a esas poéticas sensorialidades —que de
forma natural emergen de entre la colorida luminiscencia de su paleta— que él
nos ha habituado. Es decir, con su original estilo pictórico, Rubén, nos
tiene acostumbrado ya a disfrutar de esa luz vigorosa que emerge con impetuosa
voluptuosidad de cada uno de sus bien pensados trazos. Habituado nos tiene,
pues, a aspirar esa ubérrima calidez que surge del entorno existencial en que
él mismo vive, se desenvuelve y… hasta… pinta. Y es que, ciertamente, Rubén
Gonza, nos ha guiado siempre a respirar ese tórrido e irresistible entorno
ambiental en que nos muestra flores, frutas, forestas, florestas, mercados,
marchantas, niños y demás entes sociales envueltos en la diaria cotidianidad de
su vivir. Y, en esta ocasión, gracias a la cultivada maestría de su oficio, Gonza,
no nos decepciona; pues aquí, en Obras Recientes, él mantiene
completamente intacta la regia calidad, calidez y movilidad de su arte y, lo que
es aún mejor, las incrementa, pues cada vez se aprecia mucho más luz, color y
movimiento en sus pinturas.
Con
esta muestra, Gonza, ha superado sus anteriores exposiciones: Color
y movimientos, Ambiente tropical, Cotidianidades, Muchedumbre
e Impresiones, pues en
ésta, no tan sólo nos impacta y sobrecoge desde un principio, sino que también
nos aprehende en esa vegetal maraña tropical que construye en cada uno de sus
lienzos. En los cuales percibimos que, con suma habilidad pictórica, el artista
opta por brindarnos esos regios primeros planos compuestos de primaverales
figuraciones medioambientales en donde se destacan, de forma extraordinaria,
esas luminosas gamas tonales propias de la feraz campiña dominicana, como vemos
sucede en obras tales como: Salida del Sol, Mañana soleada y Sol y
viento, ante las que nos confrontamos con gráciles reverberaciones
forjadas por el intenso fulgor del astro rey sobre la vegetación circundante.
Estos
fabulosos close-up o primeros planos
medioambientales, son trabajados a conciencia por Rubén Gonza con la
magistral destreza con que un excelente orfebre teje y entreteje cada una de
sus delicadas joyas, cuestión ésta que podemos apreciar con nitidez en lienzos
tales como: Paisaje con hoja de plátano, Hojas de matorrales con plátano y
Huerto. Y es allí, amigos —en el manejo taumatúrgico que él confiere a
esa preciosa orfebrería visual—, en donde anida la razón única por la cual
todos nos quedamos hoy agradablemente deslumbrados al visualizar el novedoso
sendero pictórico hacia el cual este superbo artista de la luz, del dibujo y
del color ha hecho evolucionar su impronta. Desde antaño, se dice que una imagen vale más que mil palabras, lo
cual nos indica que con el solo hecho de posar nuestras anhelantes miradas
sobre obras tan bellas e impresionantes como: Floresta, Verano,
Primavera
y Paisaje
baldío estaremos comprendiendo, y confirmando aún mejor, todo eso que
aquí hemos señalado. Así que, sin una palabra más que añadir, señores,
disfrutemos, pues, con exquisita delectación, de las más recientes obras
expuestas aquí por el maestro Gonza.
Rodolfo de Jesús Cuevas
(Pintor y escritor), 15/05/ 2014.
Rolando Mancebo, Obras Recientes
Pintar
es, sin lugar a dudas, un profundo acto de introspección personal y es por medio
de ésta que el artista logra penetrar en sí mismo a fin de poder hollar en su
interior hasta conseguir aquella veta áurea que, luego de ser trabajada a
conciencia, le permitirá, cual si fuera él un minero del arte, plasmar sobre
las vírgenes superficies de sus telas el conjunto de sus más obsesionantes
ideas. En tal virtud, el hacedor de arte se propone —lo mismo que un concertista
a través de su musical instrumento— expresar y comunicar sus ideas a partir de
trazos y pinceladas que, poco a poco, se transforman en una singular sonata (sea
ésta lírica o poética) conceptualmente formulada.
Por
tal motivo, el placentero hecho de detenerse a observar una por una las obras
que, en esta ocasión, nos presenta el artista plástico Rolando Mancebo en su
exposición Obras Recientes, es cuasi similar a asistir a un bien
estructurado concierto sinfónico, magistralmente ejecutado por una banda de
inmejorables músicos, esto con la sutil diferencia que, en vez de escuchar los
arpégicos sonidos que de tal armonía emergen, percibiremos, en cambio, el
extraordinario torrente visual que, a través de un limpio y bien aplicado colorido,
tal artista ha logrado entretejer en cada una de sus impresionantes pinturas. Dicho
asunto nos permitirá que, provenientes de los matices visuales que brotan de
entre sus bien trabajado lienzos, podamos disfrutar, de esas pictóricas partituras
que, muy estéticamente, nos sobrecogen; como nos ocurre, por ejemplo, al
situarnos frente a la tela intitulada Esperanza entre hojarascas, ante la
cual aspiramos, con inusitada fruición, ese fresco deleite primaveral que sólo
puede brotar de una bien concebida obra artística.
Es
éste —nuestro Rolando Mancebo— un artista de vasta experiencia pictórica, comprometido
a cabalidad con el arte que tan delicadamente cultiva y realiza, y quienes lo
conocemos bien sabemos que pinta con pasión y que se preocupa por ir dejando su
impronta en cada una de las obras que produce, emitiendo a través de ellas coherentes
mensajes visuales que se pueden seguir sin dificultad yendo de la una a la otra.
Y si, tal y como desde antaño se dice, es cierto que la originalidad es el principal
activo de un artista, podemos decir entonces, sin temor a equivocarnos jamás,
que frente a Mancebo, estamos ante un pintor ciertamente original y bastante
preocupado por hacer de ese oficio pictórico, que con tan sabia destreza ejecuta,
uno de los más valorados y respetados.
Sucede
que, en esta prestigiosa sala de arte, acompañado de Mancebo y de sus más
recientes obras, vagamos y divagamos, completamente exaltados, por entre trabajos
tales como: Sinfonía de la espera, Ofrenda y Reminiscencias; más luego
nos sentimos muy felizmente aprisionado ante la certera ejecución de Como
Jonás, algo más adelante, catárticamente liberado por la envolvente luz
surgida de Ensoñación y, ya al final del recorrido visual que con él realizamos,
quedamos ciertamente convencido del dominio de su arte al posarnos frente a
obras tan artísticamente expresivas como: Alusión otoñal, Retahíla y Raíces.
Y es que, en realidad, se hace preciso afirmar que, al deleitarnos con esta espléndida
muestra pictórica, nos sentimos, más que complacidos, satisfechos ante sus bien
previstos resultados visuales. En tal virtud, les invito, pues, queridos
amigos, a disfrutar a plenitud de las agradables
obras que componen la interesantísima exposición Obras Recientes.
Rodolfo de Jesús Cuevas
(Pintor y escritor), 15/05/2014.