martes, 29 de mayo de 2018

MUJER Y EQUIDAD POLÍTICA EN RD (Reflexión escrita en el Día de las Madres Dominicanas)

Maternidad, paternidad y política | deberes para hoy


MUJER Y EQUIDAD POLÍTICA EN RD
(Reflexión escrita en el Día de las Madres Dominicanas)

Leyendo, como siempre leo, un comentario del ducho y admirado político Ing. Ramón Alburquerque y Ramírez observe su interesante referencia sobre la exigua participación de la mujer en los ministerios que conforman el staff de dirección del Estado Dominicano; citaba, tal señor, el artículo 39, numeral 5 de la Constitución Nacional, para resaltar  que, de 22 ministerios que son, sólo dos eran ocupados por féminas (y yo resalto que uno de éstos lo es el Ministerio de la Mujer). Destacaba él, en su tan interesante nota, que si la mujer dominicana quisiera podía solicitar (claro, por ante la instancia jurídica correspondiente) que se imponga la constitucionalmente ordenada, justa y equitativa igualdad a fin de que se equiparen a once féminas y once hombres los ocupantes o cabezas de dichos 22 ministerios. Pero el asunto de marras es aún mucho más amplio y, por tanto, más prometedor para el país; ya que, el referido artículo 39 y el susodicho numeral 5 de la constitución citada, señalan taxativamente lo siguiente: “El Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular, para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado”. O sea que, la tan esperanzada igualdad de mujeres y hombres se extiende (por mandato constitucional) no sólo a la mitad de los Ministerios de la República, sino a todo el cuerpo institucional del Estado. Vale decir que, según esta consagrada pero aún incumplida norma constitucional, la mitad de la Justicia, la mitad del Ministerio Público, y en fin la mitad de todos los organismos de dirección y control de la Nación Dominicana deben ser ocupados por dignas y laboriosas mujeres nuestras. Aprovechamos, pues, este venerable “Día de Las Madres Dominicanas” para (como el soñador que soy) implorar desde aquí porque nuestras mujeres se empoderen y eleven los recursos jurídicos correspondientes, por ante las instancias jurídicas correspondientes, a fin de que, tal y como bien lo señala la Carta Magna, en nuestro país se instale, en lo más posible, un gobierno de género mixto (o sea, 50% hombres y 50% mujeres) el cual, a la postre, sabemos resultará en ser mucho más digno, justo y solidario, debido ello a las elevadas virtudes de honradez, capacidad e integridad comprobadas que han caracterizado siempre a la ecuánime mujer dominicana. Y así, sin dudas, tendremos un mejor país.

Autor: Rodolfo De Jesús Cuevas.
26/05/2018.

martes, 24 de abril de 2018

EL PRIMER BESO

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EL PRIMER BESO

           Ella y yo habíamos sido, hasta entonces, tan sólo dos amigos y compañeros de estudios que nos tratábamos con sumo respeto y solidaridad; mas, muy repentinamente, la cosa cambió entre nosotros, y todo tuvo su origen en aquel primer beso que nos propiciamos muy apasionadamente.
Sí, recuerdo aquella inolvidable ocasión en que nos besamos por primera vez. Era un día de lluvia y nos refugiamos en un solitario balcón a esperar que pasará el temporal y, al vernos solos, comenzamos a juguetear, terminando uno entre los cálidos brazos del otro. Le juro que, al sentir sus labios junto a los míos, casi enloquecí de placer; me sentí flotar por entre las nubes del cielo; vi angelitos y serafines revolotear en torno nuestro; oí aquellos hechizantes cantos de sirenas de los cuales tanto hablan los extraviados marineros; y ciertamente, me sentí perdido por entre las indescifrables marañas del amor. Y, aunque usted no lo crea, le juro que anhelé morir en aquel sublime instante, tan sólo para poder permanecer por siempre consagrado al gozo indescriptible de aquel inesperado primer beso...
Mas, aunque así lo quise aquella vez, gracias a Dios no fallecí y, hoy, acontece que cada vez que nos besamos, ambos morimos, pero de muy placentera felicidad...

Autor: Rodolfo de Jesús Cuevas: 24/09/2008