lunes, 19 de junio de 2017

EL DON DE LA PALABRA




EL DON DE LA PALABRA


Aquel extraordinario artífice, que había trabajado sin cesar durante 144 horas corridas, notó, después de agotar su único día de descanso, que su creación era totalmente muda, es decir, silente e incomunicada. Por tal razón, extendió su báculo y de éste emergieron un sinnúmero de mariposas, peces y avecillas multicolores que, muy prontamente, se expandieron por el azul infinito. «Hágase la palabra», se le escuchó decir con armoniosa gravedad y toda su antes silente creación empezó a comunicarse.
 Autor Rodolfo Cuevas©: 02/08/2010;
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