domingo, 23 de septiembre de 2012

ESE HÁBIL POLITIQUERO

Gatos en el poder (harold Priego)


Pa’ quien o quienes le sirva el sombrero… advierto aquí que cualquier

parecido con nuestra realidad política no es pura coincidencia… realmente… es así…


Prometió, en su demagógica campaña, a sus muy embobados electores —pues, procuraba hablar tan lindo que le decían el encantador de serpientes—, que si lo elegían como Presidente acabaría radicalmente con la pobreza; mas jamás les dejó saber que sería privilegiando la macroeconomía sobre la microeconomía, construyendo obras suntuosas, sobrevaluadas e innecesarias, haciendo prevalecer los intereses particulares de su grupo sobre los intereses generales de la nación y matando de hambre al pobre pueblo…


Este cínico populista —que no estadista— gobernó corruptamente, dejando las arcas del Estado vacías, la nación endeudada hasta el copete y a sus míseros connacionales comiéndose uno con otro; mas salió a pregonar por el mundo que había dejado un país rico, muy rico y en plena efervescencia económica, pero nunca jamás revelaba que, gracias a él, sí lo era, el país era rico, pero de muy urgentes necesidades…


Para colmo, al verse fuera del solio presidencial, se creyó merecedor de liderar la ONU, la OEA, el Celac y hasta de llegar a merecer el prestigioso Premio Nobel de la Paz; pues juraba haber hechos ingentes aportes al pacifismo político en que vivía la humanidad. Y fue que, con el éxito de llegar a ser Presidente, los humos le tomaron la cabeza y, en consecuencia, se sentía gravitar como de victoria en victoria. Y sí, es cierto que era merecedor de la victoria, pero más bien de una larga estadía en aquella asquerosa mazmorra denominada Penitenciaria Nacional de la Victoria.


Autor Rodolfo Cuevas©:23/09/2012;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.

sábado, 8 de septiembre de 2012

APENAS UNA REFLEXIÓN


APENAS UNA REFLEXIÓN
Los restos, obstáculos, vicisitudes e inconvenientes, que hemos de vencer en el día a día de nuestra vida, son como la sal o el sazón que condimenta nuestros éxitos; por tanto, más que como mortales enemigos, debemos verlos como aliados que nos entrenan a fin de poder vencer más adelante. A veces me pregunto: ¿Cuán desabrida y desagradable sería la vida si siempre viviésemos en un estado permanente de felicidad y alegría.
Rodolfo Jesús Cuevas Batista
08/09/2012