sábado, 30 de marzo de 2013

MÁS PEPE MUJICA PARA EL MUNDO



MÁS PEPE MUJICA PARA EL MUNDO

Desde aquí, desde lo más profundo del profundo Sur, en la marítima provincia de Santa Cruz de Barahona, sita en la tropicalísima Rep. Dominicana, escribo las siguientes reflexiones y empiezo preguntándome: ¿Por qué el presidente de Uruguay  José (El Pepe) Mujica —un exguerrillero  tupamaro que, en los años 70’s combatió a los serviles e imperiales opresores de su país con las armas en las manos, fue herido de bala en seis ocasiones y pasó más de 15 años en las cárceles de su país, incluyendo una larga estadía en un húmedo y hondo hoyo en la tierra, en donde sus únicos compañeros eran ratas y lagartos— hoy, desde la Presidencia del Gobierno de su pequeño país, da lecciones de desprendimiento, ética, moral, austeridad (personal y política) y pulcritud administrativa a los demás Estados de la región y el mundo?

Pues, me parece que es, porque, El Pepe (como gustan llamarle en su nación), en eso tres lustros de prisión, soledad, tortura física y sicológica, así como la monumental amargura que tales fenómenos entrañan, aprendió que se podía ser feliz con poco y aún en las peores condiciones de existencia, mejor dicho aún, con lo menos posible y en las más incomodas situaciones de vida. Creo que eso se debe a que allí, en aquel profundo calabozo en que compartía migas de pan con sus frágiles compañeros —con los cuales, incluso, revela él que conversaba—, aprendió que la vida, cual espada de Damocles, pende siempre del más frágil de los hilos. Entiendo que, su humildad, se debe a que —en tales instantes— comprendió que: en la vida, nada es nada; que, con muy poca cosa, se puede ser el hombre más rico y feliz del mundo y que pobre no es aquél que menos tiene, sino aquél que más quiere, ambiciona y, por ende, necesita.

Ciertamente, la vida sobria, frugal y austera del presidente y ciudadano uruguayo Pepe Mujica, nos advierte que así como dice aquel antiguo libro es: “Quien se ensalza será humillado, mas quien se humilla será ensalzado”. Muy obvio es colegir, a partir de las anteriores palabras, que: “Aquél que quiera ser el más grande de todos, debe estar siempre presto a servir al más pequeño de todos”

A mí, desde aquí desde mi Barahona natal, me parece que el mundo necesita más ejemplo de pulcritud, honestidad, austeridad, capacidad administrativa y, sobre todo, de ética y moral en el manejo de los asuntos políticos.


Por tal razón, porque me parece que Pepe Mujica —el austero, humilde, solidario y honrado presidente de Uruguay— es un paradigma para los nuevos tiempos, lo aupo, celebro y admiro y creo firmemente que, sobre el planeta Tierra, necesitamos de muchos más Pepe Mujica. ¿Usted que cree?

Autor: Rodolfo Cuevas B.©:15/03/2013;
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