MÁS
PEPE MUJICA PARA EL MUNDO
Desde aquí, desde lo
más profundo del profundo Sur, en la marítima provincia de Santa Cruz de
Barahona, sita en la tropicalísima Rep. Dominicana, escribo las siguientes
reflexiones y empiezo preguntándome: ¿Por qué el presidente de Uruguay José (El Pepe) Mujica —un exguerrillero tupamaro que, en los años 70’s combatió a los
serviles e imperiales opresores de su país con las armas en las manos, fue
herido de bala en seis ocasiones y pasó más de 15 años en las cárceles de su país,
incluyendo una larga estadía en un húmedo y hondo hoyo en la tierra, en donde
sus únicos compañeros eran ratas y lagartos— hoy, desde la Presidencia del
Gobierno de su pequeño país, da lecciones de desprendimiento, ética, moral,
austeridad (personal y política) y pulcritud administrativa a los demás Estados
de la región y el mundo?
Pues, me parece que es,
porque, El Pepe (como gustan llamarle en su nación), en eso tres lustros de
prisión, soledad, tortura física y sicológica, así como la monumental amargura
que tales fenómenos entrañan, aprendió que se podía ser feliz con poco y aún en
las peores condiciones de existencia, mejor dicho aún, con lo menos posible y en las
más incomodas situaciones de vida. Creo que eso se debe a que allí, en aquel profundo
calabozo en que compartía migas de pan con sus frágiles compañeros —con los
cuales, incluso, revela él que conversaba—, aprendió que la vida, cual espada
de Damocles, pende siempre del más frágil de los hilos. Entiendo que, su
humildad, se debe a que —en tales instantes— comprendió que: en la vida, nada
es nada; que, con muy poca cosa, se puede ser el hombre más rico y feliz del
mundo y que pobre no es aquél que menos tiene, sino aquél que más quiere,
ambiciona y, por ende, necesita.
Ciertamente, la vida
sobria, frugal y austera del presidente y ciudadano uruguayo Pepe Mujica, nos
advierte que así como dice aquel antiguo libro es: “Quien se ensalza será
humillado, mas quien se humilla será ensalzado”. Muy obvio es colegir, a partir
de las anteriores palabras, que: “Aquél que quiera ser el más grande de todos,
debe estar siempre presto a servir al más pequeño de todos”
A mí, desde aquí desde
mi Barahona natal, me parece que el mundo necesita más ejemplo de pulcritud,
honestidad, austeridad, capacidad administrativa y, sobre todo, de ética y
moral en el manejo de los asuntos políticos.
Por tal razón, porque
me parece que Pepe Mujica —el austero, humilde, solidario y honrado presidente
de Uruguay— es un paradigma para los nuevos tiempos, lo aupo, celebro y admiro y creo firmemente que, sobre el planeta
Tierra, necesitamos de muchos más Pepe Mujica. ¿Usted que cree?
Autor: Rodolfo
Cuevas B.©:15/03/2013;
todos los derechos reservados, Ley 65-00.
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