sábado, 23 de mayo de 2020

CORONAVIRUS O LA PANDEMIA CORONADA

Recomendaciones de la OMS para protegerse frente al coronavirus


CORONAVIRUS O LA PANDEMIA CORONADA
La Cuarentena avanza poco a poco, ahora legal y
oficialmente disfrazada de Estado de Emergencia;
éste, a su vez, va disimulado por muy recurrentes
toques de queda, engalanados de uniformada aprehensión.
El viejo dios Pan, esta vez sin ningún pan que distribuir,
y en desleal contubernio con la deidad Incertidumbre,
ha retomado las calles del Planeta, poniéndolas todas
bajo la zozobrante regencia de Pánico, quien, en verdad,
no comprende nada de amor, de bondad, ni de concordia,
pues tan sólo sabe suministrar terror, temor y ansiedad,
y lo hace a través de redes sociales trocadas en antisociales.
La universal sociedad, hoy aterrada está por la pandemia;
los ojos de sus habitantes auscultan con desorbitado recelo
a todo aquel que se les acerque, sea éste ángel o demonio;
y es que, a la postre, todos respiramos el mismo aire y, por ende,
somos símiles y naturales portadores de ese virus que, al presente
y con muy democrática sutileza, nos apresa y acogota por igual.
Por ello, tras las aglomerantes, silenciosas y hasta asustadas filas,
de los bancos, supermercados y farmacias, asoma la cabeza
Incertidumbre, cual reina consorte por su aleve amante coronada,
y, desde allí, se entroniza en cada mano, en cada cara, en cada boca,
en fin, en todo gesto y todo cuerpo que transita por esas vías de Dios,
ahora humana y muy desesperadamente abandonadas.
Y no son ni la Bondad ni el Amor, es ella, la cruel Incertidumbre,
silentemente acompañada por la imponente Prevención, quien
ahora impone su divisa fundamentada en acuciante pavor;
mas, tan sólo la Bondad y el Amor unificados, nos podrán
retornar hacia la quietud y felicidad que da la tranquilidad.
Tan sólo el divino control nos podrá volver a proporcionar
ese sueño continuo, sosegado y reparador que hoy anhelamos.
Tan sólo inyectando dosis de paz a nuestras atribuladas cabezas
lograremos vencer la depresión, la ansiedad y ese gran deseo de morir
generado en la creciente Confusión que el gobierno de los hombres,
mal asesorados por Incertidumbre y Prevención, nos ha infiltrado.
Retornemos sin temor a los senderos de la calma y del autocontrol,
basándonos en el amor y la bondad que, en cada uno de nosotros,
ha inculcado el Infinito Creador; y esto sin importarnos para nada
que, desde su confuso estrado, Pan, Pánico e Incertidumbre bramen,
a coro, que el mundo, bajo su imperio, jamás volverás a ser el mismo.
Recordemos, amigos, que, para ese Inmenso Espíritu, que muy dentro
de nosotros habita, no existen los imposibles; pues, para Él y para ti,
hecho, como bien sabes, a su imagen y semejanza, todo resulta posible;
en tal virtud, descansa sereno y siempre confiado en el Supremo Hacedor,
pues tan sólo Él, en todo y sobre todos, posee el más absoluto control.

Autor: Rodolfo de Jesús Cuevas;
Sto. Dgo. D.N., R.D., 05/04/2020.